Las acciones violentas en el Catatumbo no dan tregua. En menos de 24 horas, cinco personas fueron secuestradas en zona rural del municipio de Tibú, Norte de Santander, en hechos que mantienen en alerta a las comunidades de varias veredas y aumentan la preocupación por el accionar de los grupos armados que operan en esta región fronteriza.
De acuerdo con Olguín Mayorga, representante de las víctimas de Norte de Santander, estos secuestros hacen parte de una nueva estrategia de guerra atribuida al ELN y a las disidencias de las Farc, que han intensificado su presencia y control en los municipios del Catatumbo. Según explicó, los grupos armados han venido diversificando sus métodos de ataque, pasando del uso de artefactos explosivos lanzados desde drones, a la retención forzada de habitantes rurales como mecanismo de presión y dominio territorial.
El primer caso reportado corresponde a los jóvenes Jefferson Said Jaimes Serrano y Stiven Adolfo Sánchez González, quienes desaparecieron mientras se desplazaban del barrio La Esperanza hacia la vereda Orú 7, donde trabajaban en cultivos de palma. Sus familiares aseguraron que desde el lunes 17 de noviembre no tienen noticias de su paradero, lo que generó de inmediato preocupación entre los habitantes del sector debido al incremento de retenes ilegales en esa zona.
Ese mismo lunes, en horas de la tarde, se reportó el secuestro de Giovanny Galvis Martínez, un mototaxista que había salido del casco urbano de Tibú hacia el área rural. En el trayecto fue detenido por varios hombres armados en un retén ilegal ubicado en el sector conocido como La Serpentina, donde fue obligado a abandonar la zona sin que hasta ahora se conozca su ubicación.
El cuarto y quinto secuestro se registraron el miércoles 18 de noviembre en la vereda Bertrania. Según testigos, una pareja fue interceptada en la mañana frente a una institución educativa, en momentos en que recogían los mercados del Programa de Alimentación Escolar (PAE). Hombres armados llegaron al lugar, los obligaron a subir a un vehículo y se los llevaron hacia un corregimiento cercano de Tibú.
Las familias de las cinco víctimas no han presentado denuncias formales ante las autoridades debido al temor que genera la presencia constante de los grupos armados ilegales en las veredas. Sin embargo, han expresado su angustia por la falta de información y su esperanza de que las personas sean liberadas en las próximas horas.
Olguín Mayorga reiteró que la región completa ya acumula diez meses de confrontaciones entre el ELN y las disidencias de las Farc, una disputa que ha dejado a las comunidades en medio de ataques, amenazas, desplazamientos y ahora secuestros.
“Cada día utilizan nuevas estrategias de guerra, una de ellas el lanzamiento de drones con explosivos a las viviendas de la población, y ahora el secuestro de la comunidad que vive en las diversas veredas”, señaló Mayorga.
Mientras tanto, las comunidades continúan en alerta, reclamando la presencia del Estado y medidas urgentes que permitan frenar la violencia que afecta a toda la zona del Catatumbo.