Un hospital itinerante en Casanare ha atendido a más de 25.000 personas en veredas y ríos apartados
La estrategia Hospital sin límites lleva salud especializada a todos los municipios casanareños, y ha cumplido veinte jornadas.

En las sabanas de Casanare y en las montañas más alejadas, la salud parece haber dejado de ser solamente un privilegio urbano. La iniciativa Hospital sin límites convirtió en consultorios portátiles las carpas y en quirófanos los espacios improvisados, logrando que médicos y enfermeras lleguen en lancha, a caballo o a pie a las zonas donde por décadas la ausencia estatal había sido la única constante.
La estrategia nació en 2024 tras recorridos del gobernador César Ortiz Zorro, que revelaron un déficit profundo en la prestación de servicios médicos. Jóvenes esperando meses por una consulta, adultos con cirugías aplazadas y ancianos sin acceso a medicamentos motivaron la decisión de descentralizar la atención. Desde entonces, se han realizado veinte jornadas en los diecinueve municipios del departamento, beneficiando a más de 25.000 personas.
Cada despliegue transforma la cotidianidad de un pueblo entero. Allí mismo, sin remisiones a Yopal, se instalan carpas con equipos especializados y personal médico suficiente para resolver lo urgente. Más de 680 cirugías se han practicado en las jornadas, entre ellas procedimientos de hernias, lipomas y partos atendidos con condiciones dignas, además de diagnósticos que antes podían tardar meses.
Las jornadas movilizan alrededor de setenta profesionales de la salud y camiones con equipos biomédicos, anestesia, medicamentos, mamógrafos y rayos X. Aunque la logística parece compleja, se repite con regularidad y se complementa con el Programa de Atención Primaria en Salud, respaldado por el Ministerio de Salud, que lleva visitas domiciliarias a fincas y veredas para prevenir enfermedades.
En palabras de la Gobernación, Hospital sin límites no es solo una política para descongestionar centros asistenciales. Es, sobre todo, una apuesta para convertir la salud en un derecho tangible para campesinos y familias que labran la tierra en los rincones más apartados del departamento.