Ocesa responde a cancelación del concierto de Kendrick Lamar: “El proyecto Vive Claro ha sido víctima de una guerra sucia”
La directora de Ocesa Colombia aseguró que la cancelación no fue culpa del Idiger, sino de un trámite del SUGA “obsoleto” que retrasó la autorización hasta el día del evento.

La directora de Ocesa en Colombia, Luz Ángela Castro, explicó en entrevista con La FM las razones detrás de la cancelación del concierto de Kendrick Lamar en Bogotá. Según indicó, el evento no pudo realizarse por un proceso administrativo que impidió la autorización a tiempo.
¿Por qué se canceló el concierto de Kendrick Lamar en Bogotá?
Castro comenzó ofreciendo disculpas a los seguidores del artista: “presentar a todos los fans unas disculpas profundas y sinceras y toda nuestra vergüenza por haber estado atrapados en un proceso administrativo que impidió la celebración de este concierto”. Explicó que el proyecto Vive Claro fue “víctima de toda una guerra sucia”, lo que generó dudas en las autoridades.
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La directora señaló que circularon videos falsos y mensajes en redes sociales que afectaron la credibilidad del proyecto. Aseguró que el espacio “cuenta con todas las medidas de seguridad y todos los estándares internacionales”. Añadió que cada uno de los fans recibirá la restitución completa del dinero de sus entradas, incluyendo el cargo por servicio vía Ticketmaster.
De acuerdo con Castro, el viernes antes del evento recibieron un requerimiento adicional de información, no por dudas de seguridad sino sobre confortabilidad de las estructuras. “Volamos un charter con 21 toneladas de acero para poder generar esa mayor confortabilidad”, dijo. Sin embargo, el trámite documental impidió la autorización final.
¿Qué dijo Ocesa sobre el papel de Idiger y el sistema SUGA?
Frente a la pregunta sobre si fue culpa del Idiger, Castro respondió: “No se trata de culpas, sino de una guerra sucia que genera inquietud”. Añadió que además de información falsa, han enfrentado “acciones jurídicas, tutelas y derechos de petición que hemos superado”. Para ella, el problema radica en la normatividad del Sistema Único de Gestión de Aglomeraciones (SUGA), que calificó de obsoleta.
La ejecutiva explicó que los trámites del SUGA inician con diez días de anticipación y que en muchos casos la autorización llega el mismo día del evento. “No recibimos un concepto ni una ratificación hasta las 7 de la noche y luchamos hasta el último minuto en buscar cómo hacerlo”, afirmó. En sus palabras, esto llevó a que el público hiciera largas filas sin que pudiera comunicarse una decisión definitiva.
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Castro reiteró que el Vive Claro no tiene fallas técnicas y que “nuestra obsesión y nuestro trabajo garantiza los mayores estándares de seguridad”. Destacó la presencia constante del Idiger en inspecciones y aclaraciones frente a la información falsa que circula. También señaló que hay manos interesadas en afectar el proyecto: “No podemos ser víctimas de información falsa que ponga en tela de juicio un ejercicio responsable”.
Finalmente, insistió en la necesidad de ajustar la normatividad: “No se trata de culpas, se trata de cómo logramos evolucionar, cómo logramos mejorar, cómo logramos que estas cosas no vuelvan a suceder”. Confirmó que trabajan con la Secretaría de Gobierno, el Idiger y la Personería para dar garantías a los próximos eventos en Bogotá.