Un panorama desolador se respira en el corregimiento de Mondomo, un pequeño pueblo de Santander de Quilichao, en el Cauca. Las calles, antes llenas de movimiento y comercio, hoy están cubiertas de escombros tras el atentado terrorista que redujo a ruinas viviendas, locales y hasta el puesto de salud.
Todo cambió cuando integrantes del frente 'Dagoberto Ramos' de las disidencias de las Farc, atacaron con explosivos la subestación de policía. La situación se agravó minutos después, cuando los subversivos regresaron con fusiles para rematar la ofensiva contra la instalación policial.
La explosión no sólo destrozó estructuras: también quebró la rutina de cientos de familias que, entre el humo y el pánico, huyeron sin saber a dónde ir. En medio del caos, la única noticia ligeramente alentadora fue que cuatro uniformados y dos civiles resultaron con lesiones leves.
En diálogo con LA FM, Javier (*), un líder social de la zona, asegura que su comunidad no sabe qué va a pasar con su territorio.
"El panorama es muy triste, es desolador; en este momento tenemos a todo el mundo presente, pero qué va a pasar después cuando ya no estén los medios, cuando el Gobierno ya no tenga presencia acá, cuando ya no hayan fotos. Ahí las comunidades deberán sacar adelante lo que por años han construido y perdieron", dijo.
"Sabemos que Mondomo es un pueblo demasiado olvidado por el Estado; los comerciantes y las familias sienten incertidumbre porque no saben qué va a pasar con el territorio, con sus familias, con todo", agregó.
Organismos de derechos humanos llegaron a verificar los daños, pero las ayudas inmediatas no aparecieron. En la noche de ese 15 de noviembre llovió y muchos no tenían un techo donde resguardarse.
"Las viviendas quedaron destruidas, las cosas mojándose, no hubo una ayuda inmediata. Entre vecinos nos ayudamos; varios líderes están organizando ayudas, pero al comienzo solo pudimos sacar colchones y enseres de las casas. Ahí uno siente el olvido estatal", añadió Javier.
Aun así, la solidaridad no se ha quebrado. Muchos duermen en escuelas improvisadas como refugios o en casas de vecinos que, aun con miedo, abren espacio para quienes lo perdieron todo.
"En este momento entre todos nos ayudamos. En un Centro de Desarrollo Infantil (CDI), se están recogiendo ayudas, pero son aportes del mismo pueblo. Siento que hay prioridades y a veces el Gobierno prioriza cosas de afuera y no las de su propio país", expresó.
El fin de semana vino cargado de más miedo: hostigamientos, secuestros, hallazgo de cilindros bomba y, sobre todo, retenes ilegales instalados por las disidencias.
En la vía Panamericana, en el sector de Mojarras, hombres armados dispararon contra dos vehículos, dejando heridos y muertos.
El alcalde de Popayán, Juan Carlos Muñoz, confirmó a LA FM la muerte de la niña de dos años que había resultado herida. “Es triste ver cómo se afecta la población civil (…) Todo esto nos enluta y cada vez el desarrollo social se ve más aplacado por el terrorismo", señaló.
El gobernador del Cauca, Octavio Guzmán, pidió la militarización de la Panamericana y medidas tan contundentes como las adoptadas en el Guaviare. "Lo que está ocurriendo desborda nuestras capacidades. Presidente: si es necesario adoptar medidas de la misma contundencia, hágalo", afirmó.
Desde lo desolado de sus calles y la destrucción de sus hogares, las comunidades sólo piden quedar por fuera del conflicto armado. "Ya no sabemos qué más hacer ni decir. Este es el peor atentado que ha ocurrido en Mondomo. Pedimos solidaridad; la comunidad no tiene nada que ver con el conflicto armado", concluyó Javier.
Para cientos de familias, este fin de año estará marcado por la crueldad del conflicto y por lo que ellos llaman "el olvido estatal".
(*) Nombre cambiado por seguridad.