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Cinco mitos y verdades que debe conocer sobre la leche de vaca

¿Es buena o mala la leche? Estudios recientes revelan la verdad sobre este alimento y sus derivados.

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Actualizado:
Domingo, Octubre 5, 2025 - 19:02
Cinco mitos y verdades que debe conocer sobre la leche de vaca
La leche aporta calcio, proteínas y vitaminas esenciales en distintas etapas de la vida.
Foto: Freepik

La leche y sus derivados forman parte de la dieta de millones de personas en el mundo. A lo largo de los años, este alimento ha sido objeto de valoraciones diversas: desde considerarse imprescindible para la salud hasta ser cuestionado por diferentes corrientes nutricionales. Los organismos internacionales destacan su aporte en nutrientes esenciales, mientras que algunos expertos aseguran que no es indispensable para cubrir los requerimientos diarios.

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El valor nutricional de la leche

De acuerdo con el Centro Latinoamericano de Nutrición (CELAN), la leche no debe entenderse como un conjunto aislado de nutrientes, sino como una matriz biológica donde proteínas, grasas, vitaminas, minerales y compuestos bioactivos interactúan de manera conjunta. Esta característica, según la organización, potencia su efecto en la salud.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda entre dos y tres porciones de lácteos al día, y la FAO sugiere un consumo de 170 litros de leche por persona al año. En Colombia, sin embargo, el promedio es de 148 litros, de acuerdo con cifras de Asoleche.

Su aporte no se limita a la infancia. En la adultez y la vejez, el calcio y las proteínas presentes en los lácteos contribuyen al mantenimiento de la masa muscular y la densidad ósea. Además, productos fermentados como yogures o kéfir aportan probióticos que favorecen la digestión y el equilibrio de la microbiota intestinal.

Cinco mitos y verdades que debe conocer sobre la leche de vaca
Procesos como la pasteurización garantizan la inocuidad y calidad de los productos lácteos.
Foto: Freepik

Procesos y percepción del consumidor

Existe la idea de que los alimentos procesados pierden valor nutricional, pero tratamientos como la pasteurización y la fermentación aportan beneficios. El primero asegura la inocuidad del producto y prolonga su vida útil; el segundo facilita la digestión y potencia el aporte de nutrientes. Según Asoleche, el 87 % de los consumidores en Colombia reconoce que la leche procesada mantiene su calidad nutricional.

Aun así, encuestas revelan una percepción distinta: el 60 % de los colombianos considera que la leche “parece más agua” en comparación con la de décadas pasadas, y el 55 % la percibe como “menos beneficiosa”. Sin embargo, los estándares de calidad y trazabilidad son hoy más rigurosos, gracias a tecnologías de empaque, refrigeración y transporte.

Mito 1: la leche es necesaria para una dieta sana

Una de las creencias más difundidas es que la leche es esencial para mantener huesos fuertes. Aunque un vaso de leche baja en grasa aporta alrededor de un tercio del calcio recomendado para adultos, investigaciones recientes no muestran diferencias significativas en el riesgo de fracturas entre quienes consumen más o menos leche.

Otros alimentos, como pescados enlatados con hueso o vegetales de hoja verde, también son fuentes importantes de calcio. Además, las carnes magras y el pescado aportan proteínas y vitamina B12, nutrientes que suelen relacionarse con los lácteos.

Cinco mitos y verdades que debe conocer sobre la leche de vaca
Los lácteos fermentados, como el yogur y el kéfir, contribuyen al equilibrio de la microbiota intestinal.
Foto: Freepik

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Mito 2: los lácteos bajos en grasa son siempre más saludables

Desde los años ochenta, se ha promovido el consumo de leche descremada para reducir la ingesta de grasas saturadas. Sin embargo, estudios recientes muestran resultados mixtos. Algunas investigaciones asocian los lácteos enteros con un menor riesgo de diabetes tipo 2.

Expertos como Dariush Mozaffarian, del Food is Medicine Institute de la Universidad de Tufts, sugieren que la elección entre leche entera o descremada depende de las prioridades individuales: mientras los lácteos bajos en grasa ayudan a reducir calorías, los enteros ofrecen mayor saciedad y un perfil de grasas que podría ser beneficioso en ciertos contextos.

Mito 3: las leches vegetales son más nutritivas que la de vaca

El auge de bebidas de soya, almendra o avena ha generado la percepción de que son sustitutos equivalentes. Sin embargo, no siempre contienen los mismos niveles de proteínas, calcio, potasio o vitaminas B y D que la leche de vaca.

Algunas de estas alternativas incluyen azúcares añadidos o sodio, lo que cambia su perfil nutricional. Aunque la leche de soya puede considerarse una fuente completa de proteínas, otras variedades no aportan todos los aminoácidos esenciales.

Mito 4: los intolerantes a la lactosa deben evitar los lácteos

La intolerancia a la lactosa genera síntomas digestivos al consumir productos lácteos, pero no implica necesariamente la exclusión total de estos alimentos. Quesos maduros, yogures y productos sin lactosa suelen ser mejor tolerados. Incluso existen suplementos de lactasa que permiten a los consumidores disfrutar de lácteos sin molestias.

Cinco mitos y verdades que debe conocer sobre la leche de vaca
Expertos señalan que otros alimentos como pescados y vegetales también aportan calcio y nutrientes similares a los lácteos.
Foto: Freepik

Mito 5: la leche cruda es más nutritiva que la pasteurizada

Otro mito frecuente es que la leche sin pasteurizar conserva más nutrientes. La evidencia científica indica que las diferencias son mínimas, mientras que los riesgos asociados a patógenos como salmonela o E. coli son significativos. La pasteurización, lejos de restar valor nutricional, asegura la inocuidad del producto.

El papel de la ciencia y la industria

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Organismos como el CELAN y empresas con trayectoria en el sector han impulsado investigaciones y tecnologías que garantizan la calidad y la seguridad del consumo de lácteos. La evidencia científica muestra que no existen respuestas únicas: la inclusión o no de la leche en la dieta depende de factores como preferencias, tolerancia y requerimientos específicos de cada persona.

En este escenario, la información clara y basada en estudios resulta clave para desmontar mitos y tomar decisiones alimentarias mejor informadas.

Fuente:
Sistema Integrado Digital