Una noche de violencia se vivió este miércoles en Cartagena durante el partido entre Real Cartagena y Real Cundinamarca en el Estadio Jaime Morón León, donde lo que debía ser una jornada deportiva terminó con enfrentamientos, destrucción y pánico.
De acuerdo con el balance oficial, cuatro personas resultaron heridas, al menos 300 sillas fueron arrancadas y destruidas y siete buses del sistema TransCaribe vandalizados, durante los desmanes protagonizados por hinchas de la barra Rebelión Auriverde Norte.
Los disturbios iniciaron faltando diez minutos para que finalizara el encuentro, cuando decenas de hinchas de la tribuna sur invadieron el campo de juego molestos por el empate 0-0.
Videos conocidos por LA FM muestran a los aficionados irrumpiendo en la cancha, destruyendo la silletería, lanzando objetos contundentes e incluso amenazando con cuchillos a los uniformados de la Unidad de Diálogo y Mantenimiento del Orden (UNDMO), quienes no reaccionaron ante las agresiones.
El partido fue suspendido por cerca de una hora y posteriormente reanudado bajo estrictas medidas de seguridad, finalizando con el mismo marcador de 0-0.
Fuentes confirmaron a LA FM que las cámaras de seguridad externas del estadio no se encuentran funcionando, lo que dificulta la identificación de algunos responsables de los disturbios.
Cabe recordar que durante el primer semestre de 2025, el Estadio Jaime Morón fue objeto de inversiones superiores a 5.000 millones de pesos en mejoras de terreno de juego, silletería y camerinos, dentro de los proyectos de modernización adelantados por la Alcaldía de Cartagena y la Gobernación de Bolívar.
Los recientes actos vandálicos no solo causaron pérdidas materiales considerables, sino que además empañaron el esfuerzo institucional por devolverle al fútbol cartagenero un espacio digno y seguro.
Por ahora, las autoridades revisan las grabaciones internas del estadio y buscan identificar a los responsables, mientras la ciudad exige sanciones ejemplares para evitar que la violencia siga manchando el deporte.
La violencia no se detuvo en el escenario deportivo. Una vez fuera del estadio, los desmanes se extendieron hacia el sistema de transporte masivo de la ciudad, TransCaribe, donde varios buses fueron atacados con piedras y objetos contundentes mientras transportaban pasajeros.
TransCaribe informó que siete buses resultaron afectados —tres adscritos al operador Transambiental y cuatro al operador Sotramac— con vidrios y puertas rotas.
“Estos actos vandálicos y delincuenciales atentaron contra la integridad y la vida de los usuarios y operadores que iban a bordo de los buses”, indicó la entidad en un comunicado.
Tres personas resultaron heridas, incluido un operador del sistema. Uno de los afectados sufrió un traumatismo craneoencefálico y fue trasladado al Hospital Universitario del Caribe, donde permanece bajo observación.
TransCaribe anunció que interpondrá acciones legales contra los responsables y pidió mayor presencia de las autoridades para garantizar la seguridad en el sistema.