En medio de los actos de conmemoración que se desarrollaban este viernes por los 40 años de la toma y retoma del Palacio de Justicia, las familias de las víctimas volvieron a plantear su preocupación por la falta de respuestas y cuestionaron las recientes declaraciones del presidente Gustavo Petro sobre lo ocurrido en 1985.
Para ellos, las heridas siguen abiertas y los hechos no pueden reinterpretarse sin sustento. Una de las voces más firmes fue la de Carmen Rosa de la Rosa, familiar de Nuri Esther Gutiérrez, secretaria del magistrado Alfonso Fiorillo.
Nuri Esther desapareció durante la toma. Su familiar rechazó que el presidente haya calificado la operación del M-19 como una “genialidad”.
“Para nosotros es muy difícil, sobre todo que diga que la toma del palacio fue una genialidad, nos parece algo que no tiene (...) Sin sentido realmente. Para nosotros, el presidente (Gustavo) Petro está cometiendo un error muy grave al expresar cosas como esa”, afirmó.
Todavía hoy, 40 años después, la familia de Nuri Esther desconoce su paradero. Incluso, vivieron una segunda tragedia: durante diez años recibieron restos equivocados que fueron exhumados y resultaron no corresponder a ella.
Las declaraciones del presidente Gustavo Petro, en las que aseguró que las balas encontradas en los cuerpos de algunos magistrados no corresponderían al M-19, generaron rechazo inmediato entre los familiares de las víctimas.
Carlos Medellín, hijo del magistrado Carlos Medellín, explicó que los magistrados del cuarto piso murieron en medio del fuego cruzado entre el M-19 y el Ejército, y que sus cuerpos fueron completamente calcinados.
“Los magistrados del cuarto piso fueron asesinados en fuego cruzado por el M-19 y el ejército, sus cuerpos quedaron en el cuarto piso y luego del incendio fueron calcinados totalmente, los cuerpos a nosotros nos entregaron cenizas. Todos los magistrados del cuarto piso quedaron reducidos a cenizas, no hubo cuerpos que nos hubieran entregado”, cuestionó.
Aunque reconoció que el Estado fue condenado por el exceso de la fuerza durante la retoma, insistió en que por parte del M-19 jamás ha existido verdad, justicia ni reparación.
Amelia Mantilla, es la viuda del magistrado auxiliar Emiro Sandoval Huertas. Entre lágrimas, aseguró que el dolor sigue intacto cuatro décadas después.
También ella vivió el trauma de recibir restos equivocados, lo que obligó a un segundo entierro casi 30 años después.
“Después de casi treinta años, me correspondió otra vez otra ceremonia de entierro, porque los restos que nos entregaron fueron exhumados y se se estableció que no correspondían al cuerpo de Emiro”, explicó.
Amelia Mantilla advirtió que no es serio afirmar conclusiones sin base científica y que esas declaraciones minimizan la magnitud del horror vivido.
En una jornada de memoria marcada por el duelo y la indignación, las familias reiteraron un llamado: que el país conozca la verdad completa, que haya justicia real y que ninguna autoridad contribuya a distorsionar una de las tragedias más dolorosas de la historia nacional.