En Cali la llegada del Año Nuevo no sólo se celebra con salsa y pólvora, sino también con una serie de rituales y costumbres que los ciudadanos mantienen vivos como una forma de atraer la buena suerte, la prosperidad y los nuevos comienzos.
Una de las tradiciones más populares es el uso del calzón amarillo, un producto que ya se está agotando en los almacenes del centro de la ciudad, es símbolo de abundancia, alegría y buena fortuna para el año que inicia. Muchos aseguran que debe estrenarse justo a la medianoche para que "funcione".
A esta costumbre se suma la de comer las doce uvas, una por cada campanada, mientras se pide un deseo por cada mes del nuevo año.
Otro ritual infaltable es salir a darle la vuelta a la manzana con una maleta, una práctica que representa el deseo de viajar y conocer nuevos destinos.
El 31 de diciembre, justo cuando el reloj marca la medianoche, es habitual ver a caleños salir corriendo por las calles con maletas, en un ritual simbólico con el que buscan atraer viajes, nuevas aventuras y oportunidades durante el año que comienza.
La FM dialogó con los caleños para conocer sus tradiciones y mientras unos coinciden en sus rituales, otros son más arriesgados con el fin de conseguir pareja.
"Este año quiero viajar mucho, así que prepararé mi maleta para salir por la cuadra de mi barrio a las 12 de la noche. Tengo fe que funcionará"; "las lentejas no pueden faltar en la cena de fin de año, son un símbolo de prosperidad"; "cogernos de la mano y orar a la medianoche es la tradición más respetada en mi familia, la hacemos desde que tenemos uso de razón"; "este año me meteré debajo de la mesa a la medianoche y luego saltaré en una silla a ver si consigo pareja", dijeron.
En la mesa también hay símbolos: las lentejas, ya sea en la cena o guardadas en los bolsillos, representan prosperidad económica y estabilidad financiera. Algunos caleños incluso barren la casa hacia afuera antes de las doce para "sacar lo malo" y recibir el nuevo año con energías renovadas.
Estas tradiciones, más allá de la superstición, reflejan el espíritu alegre y esperanzador de los caleños, quienes despiden el año viejo con gratitud y reciben el nuevo con fe, ilusión y el deseo de un mejor futuro.
En la ciudad, el Año Nuevo se vive como una fiesta cargada de simbolismo, unión familiar y esperanza colectiva, sobe todo después de la versión número 68 de la Feria de Cali.