El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a defender su estrategia antidrogas y el despliegue militar que su gobierno mantiene en el Caribe y el Pacífico, una operación que ya completa varias semanas y que ha resultado en más de 20 ataques contra embarcaciones conocidas como narcolanchas, dejando al menos 87 personas muertas.
Resultados de los operativos de EE.UU. contra el narcotráfico en el Caribe
Según el mandatario, los resultados han sido “contundentes” y justifican la próxima fase de la campaña: llevar estas acciones al territorio. Desde la Casa Blanca, Trump aseguró que el flujo de drogas hacia Estados Unidos por vía marítima se ha reducido un 94 %, cifra que atribuyó directamente a la ofensiva militar.
En tono desafiante, dijo que está intentando identificar por dónde ingresa el “otro 6 %” y calificó a quienes aún logran introducir cargamentos como “las personas más valientes”, durante un discurso en la cena de entrega de medallas del Centro Kennedy del Departamento de Estado.
“Vamos a iniciar el mismo proceso en tierra porque conocemos cada ruta, cada casa, sabemos dónde viven, lo sabemos todo sobre ellos”, afirmó.
Además, Trump definió el narcotráfico como “una guerra terrible” y sostuvo que cerca de 300.000 personas murieron el año pasado en relación con drogas ilegales, una cifra que utilizó para justificar la expansión de su estrategia.
En su intervención, el mandatario también elogió al secretario de Estado, Marco Rubio, a quien calificó como una pieza clave en la presión sostenida sobre el régimen venezolano.
“Marco Rubio es un gran Secretario de Estado. Pasará a la historia como el mejor en la historia de nuestro país”, dijo Trump, destacando su rol diplomático en la política exterior estadounidense hacia América Latina.
Sin embargo, la tensión regional no se limita a la campaña antidrogas. En paralelo, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sostuvo recientemente una conversación con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan.
El líder del país euroasiático insistió en la necesidad de mantener abiertos los canales de comunicación con Washington, en un momento en que aumenta la preocupación internacional por una posible acción militar estadounidense en el Caribe.
Maduro, por su parte, aseguró que dichas acciones son “ilegales, desproporcionadas e incluso extravagantes”, al tiempo que defendió que los problemas deben abordarse mediante el diálogo.