El calentamiento de los océanos provocado por el cambio climático potenció la fuerza del huracán Melissa, que tocó tierra este martes en Jamaica con vientos de hasta 295 kilómetros por hora, convirtiéndose en un ejemplo de cómo el aumento de la temperatura marina puede intensificar fenómenos naturales.
La jefa científica de The Nature Conservancy, Katharine Hayhoe, explicó que huracanes, tifones o ciclones obtienen su energía de las aguas cálidas, lo que incrementa su intensidad y peligrosidad.
Melissa alcanzó la categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, la más alta posible, y provocó inundaciones, deslizamientos de tierra y graves daños en infraestructuras. Más de 530.000 personas quedaron sin electricidad en el país.
Según Hayhoe, Melissa “pasaba por agua mucho más caliente de lo normal antes de llegar a Jamaica”, y esa temperatura favoreció su rápida intensificación. Un estudio de Climate Central señala que esas condiciones fueron 700 veces más probables por el cambio climático causado por el ser humano.
El huracán llegó a Cuba como categoría 3, generando inundaciones y corrimientos de tierra en el oriente de la isla, y a Haití como categoría 2, donde dejó 20 muertos por el desbordamiento del río La Digue.
La científica advirtió que la velocidad de intensificación de los huracanes se ha acelerado por la quema de combustibles fósiles, que producen gases de efecto invernadero. El océano absorbe el 90 % del calor adicional, haciendo que los huracanes aumenten su fuerza más rápido.
“Tenemos el mismo número de tormentas tropicales, pero muchas más se vuelven categoría 3, 4 o 5, y eso es a causa del cambio climático”, indicó Hayhoe.
También alertó que los modelos de predicción actuales “tienden a subestimar la intensificación de los huracanes”, lo que pone en riesgo a la población, pues se prepara para un fenómeno menos violento del que realmente llega.
Ante este escenario, algunos científicos han propuesto crear una categoría 6, más destructiva que las actuales, para reflejar mejor la magnitud de estos eventos.
Hayhoe subrayó la necesidad de tomar en serio las alertas, los planes de evacuación y la adaptación de infraestructuras, además de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Este huracán es un ejemplo terrible de la vulnerabilidad que tenemos ante fenómenos cada vez más extremos (...). Pero el futuro está en nuestras manos: si somos parte de la causa, también podemos ser parte de la solución”, concluyó.