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Joyas robadas en el museo Louvre: cinco cosas acerca de las piezas históricas

Desde una diadema utilizada "casi todos los días" por la emperatriz Eugenia hasta la imposibilidad de vender estas piezas en su estado. Cinco cosas esenciales sobre las joyas históricas "inestimables" robadas el domingo en una espectacular operación en el museo del Louvre, en París.

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Actualizado:
Lunes, Octubre 20, 2025 - 16:13
Piezas del museo de Louvre
El museo cerró sus puertas para realizar las pesquisas del robo que sorprendió a todo el mundo.
Colprensa

El robo de piezas con un valor incalculable del museo de Lovre en la mañana del domingo en Francia, ha conmocionado al mundo. Y es que, pese a que los cuatro ladrones que actuaron en menos de diez minutos para sustraer estas piezas, perdieron parte del botín en su huida, se llevaron piezas de alta importancia histórica para la nación gala. 

Los ladrones sustrajeron del museo más visitado del mundo, con más de ocho millones de personas en 2024, la diadema de la reina María Amelia y de la reina Hortensia, un collar de zafiro que pertenecieron a estas mujeres, así como un pendiente y un collar de esmeraldas que usó la reina María Luisa; y un broche y una diadema de la emperatriz Eugenia.

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De esta acción solo se salvó la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, la esposa española del emperador Napoleón III (1852-1870), que resultó dañada.
Museo de Louvre, Francia
Las autoridades confirmaron que el precio de las piezas sustraídas del museo son invaluables.
Colprensa

Curiosidades de las piezas robadas del museo de Louvren

Como se mencionó anteriormente, las piezas robadas corresponden a emperatrices y reinas importantes de la historia de Francia. Pero son más de doscientos años de historia los que se llevaron los ladrones. 

La diadema de perlas de Eugenia fue realizada por el famoso joyero Alexandre-Gabriel Lemonnier poco después de la boda de la emperatriz de origen español con Napoleón III, en 1853, al igual que su corona, también robada pero abandonada por los ladrones durante su huida.

Según comentó a AFP Pierre Branda, historiador y director científico de la Fundación Napoleón, "esta diadema es la que llevaba casi todos los días en la corte y la que aparece en sus retratos oficiales. Le tenía mucho cariño".

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Por su parte, el collar y los pendientes de zafiros fueron usados por la reina María Amelia (esposa de Luis Felipe I, rey de Francia de 1830 a 1848) y la reina Hortensia (madre de Napoleón III). El conjunto robado fue heredado por la emperatriz Hortencia, primera esposa de Napoleón I. Algunos especialistas afirman también que podría proceder de la reina María Antonieta. "Realmente forma parte de la historia de Francia", insiste Meylan.

Obras únicas 

El historiador entrevistado por AFP indicó que las joyas estaban en el museo, porque eran "obras artísticas excepcionales", que fueron realizadas por los grandes joyeros de la época, como Nitot, Lemonnier o Paul-Alfred Bapst, que combinan diamantes, perlas y piedras preciosas para crear composiciones espectaculares.

El broche conocido como "relicario" de la emperatriz Eugenia, montado en 1855 por Bapst, se compone de 94 diamantes, entre los que destaca una roseta de siete diamantes alrededor de un solitario central, con dos diamantes en forma de corazón legados por el cardenal Mazarin a Luis XIV.

La tiara que también perteneció a la emperatriz de origen español cuenta con casi 2.000 diamantes y más de 200 perlas. El collar de zafiros está compuesto por ocho piedras preciosas de color azul noche y 631 diamantes, y el collar de esmeraldas tiene 32 esmeraldas y 1.138 diamantes, según indica el Louvre en su página web.

Pieza del museo de Louvre
Las piezas sustraídas datan de tiempos napoleónicos.
Colprensa

Adquisiciones recientes e invaluables

Si bien es cierto que las piezas son de vieja data, el museo parisino los había adquirido en las recientes décadas. Siete de las ocho piezas afectadas fueron adquiridas en 1985; dos de ellas habían sido vendidas en la subasta de las joyas de la corona de 1887, casi cien años después de la caída de la monarquía en Francia.

El conjunto de esmeraldas fue adquirida en 2004 por el fondo del Patrimonio y a la Sociedad de Amigos del Louvre y el collar de zafiros de María Amelia se adquirió en 1985. La diadema de la emperatriz Eugenia y su gran broche pasaron a ser propiedad del museo en 1992 y 2008.

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El despiece, la gran preocupación

Los expertos indican que existe una gran probabilidad de que las piezas sustraídas sean divididas, dada la gran cantidad de piedras que contienen. Todas estas joyas podrían devenir en otras más pequeñas, lo que haría complicado el proceso de rearmado. "Ahí es donde el tesoro se vuelve inestimable. Corremos el riesgo de perder fragmentos de la historia de Francia", sentenció Pierre Branda a AFP.

Fuente:
La FM con información de AFP