¿Quién debe cubrir los problemas psicológicos derivados del trabajo?
El desequilibrio entre trabajo y vida personal puede generar estrés, burnout y acoso laboral, afectando la salud mental y productividad empresarial.

Desde que en 1969 un empleado de 29 años de una gran compañía de periódicos en Japón falleció de un ataque al corazón causado por las extenuantes jornadas laborales, se ha puesto más cuidado a las consecuencias que puede tener sobre la salud el desbalance entre el trabajo y la vida personal.
Una de las principales consecuencias derivadas de la sobrecarga laboral es el Síndrome de Burnout, tipificado en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), que afecta a los trabajadores entre los 20 y 35 años.
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Además, en el trabajo se pueden vivir muchas situaciones que llevan a experimentar estrés, angustias, cargas excesivas, conflictos con compañeros, acoso laboral, lo cual puede repercutir en la salud mental.
La salud mental está definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”.

Asimismo, la salud mental debe ser parte integral del bienestar que permita a las organizaciones tomar decisiones, establecer relaciones y lograr objetivos para alcanzar el éxito personal y empresarial.
Pero se suele obviar su trascendencia y la manera como impacta en la productividad y en la rentabilidad de las empresas.
Algunos empleadores no se dan cuenta de que combatir los ambientes nocivos, carentes de respeto, cargados de abuso y de arbitrariedad, y procurar generar ambientes sanos y saludables, ya no solo es un compromiso ético, sino de prevención de riesgos. Según la OIT, “12.000 millones de días laborables son perdidos cada año debido a la depresión y la ansiedad”.
En Colombia, la Corte Constitucional, mediante sus sentencias T-461 de 1998 y T-439 de 2000, advirtió que los derechos mínimos de un trabajador no se circunscriben al pago del salario y de las demás prestaciones económicas, sino que se extienden al respeto de su dignidad como ser humano.
Es por eso que muchos trabajadores se preguntan qué sucede si en el ámbito laboral se producen problemas psicológicos que deban ser atendidos por profesionales de la salud.

¿Quién debe cubrir los problemas psicológicos derivados del trabajo?
De acuerdo con la abogada Alejandra Naranjo, experta en derecho laboral, los problemas psicológicos asociados al trabajo no se presentan en todas las ocupaciones ni en todas las cargas laborales. "Generalmente, estos casos se relacionan con situaciones de acoso laboral, presión excesiva o estrés crónico", explicó la experta.
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Cuando se determina que los síntomas tienen origen en el entorno laboral, corresponde a la Administradora de Riesgos Laborales (ARL) realizar la evaluación, establecer el diagnóstico clínico y definir si se trata de una enfermedad laboral. En esos casos, la ARL asume el 100 % de la atención médica y las prestaciones correspondientes.
Si la afectación psicológica no se clasifica como de origen laboral, la atención recae en la Entidad Promotora de Salud (EPS), que cubre el 66,67 % de los gastos, de acuerdo con lo estipulado en la normatividad vigente.