¿Inseguridad en Bogotá crece por cambios de viviendas a locales comerciales?

¿Afecta la seguridad? 

En las ventanas de varias casas de un barrio en el occidente de Bogotá se lee un volante impreso: 

“Yo quiero mi Modelia residencial, no a las actividades de alto impacto”.  

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Alicia Gutiérrez, habitante del sector, dice extraña la tranquilidad que 10 años atrás se vivía en el sector que ahora “se llama también la ‘zona roja’ en donde cualquiera pone un bar y el más grande problema es que las autoridades van de la mano con ellos y se lucran, no hay ‘tutía’ que valga, desde que esté la corrupción, que es latente”. 

Teusaquillo también está en el mismo listado de las localidades bogotanas en las que propietarios de viviendas decidieron convertirlas en sedes comerciales. 

Desde uno de los sectores de la localidad, Fernando Rodríguez advierte que incluso en algunos casos “se observa más atracos todo de la mano de actividades que inducen al delincuente a pensar que es más fácil actuar en lugar en donde hay un bar porque hay personas que tienen dinero para pagar las bebidas y allí es donde se presenta la inseguridad”. 

En Bogotá existen 2’742.338 mil predios de los cuales cerca del 88%, 2’419.991, corresponden al uso residencial.  

Aunque el Plan de Ordenamiento Territorial determina el uso de suelo y la vocación de los predios, hay otro concepto que se denomina el uso de la estructura y que permite el cambio residencial a comercial con algunas condiciones. 

“Según el Plan de Ordenamiento Territorial la zona es residencial neta y por lo tanto no permitiría sino solamente esos usos o puede ser una zona en la cual se pueda desarrollar comercio, servicios. Fácilmente una persona un día puede tener su predio residencial y al otro día lo puede tener comercial, lo que si no puede suceder es que, por ejemplo, en el predio haya una industria de alto impacto”, agrega Elba Nayibe Nuñez. 

Para algunos sectores de la ciudadanía “lo que es residencial, en su propia naturaleza debe continuarse preservando como residencial para no tener al lado de su casa un bar, una actividad financiera, mercantil, casas de empeño, restaurantes, etc”.

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La reactivación económica como consecuencia de la pandemia también influyó en las decisiones que tomaron quienes instalaron locales comerciales en sectores residenciales.  

Con el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá, también se ha reorganizado la vocación de algunos sectores que tradicionalmente eran residenciales y tienen potencial para el comercio y la prestación de servicios.