La salud ósea es fundamental para el soporte del cuerpo, la protección de órganos y la movilidad. Los huesos también funcionan como reserva de minerales, en especial calcio, por lo que su deterioro se asocia con fracturas y osteoporosis. Aunque la alimentación equilibrada y el ejercicio son recomendaciones habituales, la evidencia científica señala que ciertos micronutrientes cumplen funciones específicas en el metabolismo óseo.
Un estudio publicado en la Revista de Osteoporosis y Metabolismo Mineral indica que la vitamina K desempeña un papel relevante en la regulación de la mineralización ósea. Esta vitamina actúa mediante la activación de proteínas dependientes de vitamina K que intervienen en la fijación del calcio en el hueso, un proceso clave para mantener su resistencia estructural.
Vitamina K1 y vitamina K2: diferencias clave

La vitamina K1, también conocida como filoquinona, se encuentra principalmente en vegetales de hoja verde, aceites vegetales y algunas frutas. Su función principal está relacionada con la coagulación sanguínea y se concentra en el hígado, con un transporte limitado hacia tejidos como el hueso.
En contraste, la vitamina K2 agrupa varias menaquinonas, entre ellas MK-4 y MK-7, presentes en alimentos de origen animal y fermentados como huevos, quesos, hígado y natto. La MK-7 se caracteriza por su mayor biodisponibilidad y vida media prolongada, lo que facilita su llegada al tejido óseo y a otros órganos extrahepáticos.
Vitamina K2 y mineralización ósea
La acción de la vitamina K2 en el hueso se relaciona con la gamma-carboxilación de proteínas como la osteocalcina y la proteína Gla de la matriz. Este proceso permite que dichas proteínas se unan al calcio y favorezcan la formación de cristales de hidroxiapatita, esenciales para la resistencia del hueso.
Ensayos clínicos y estudios observacionales han mostrado que niveles bajos de vitamina K2 se asocian con mayor riesgo de fracturas, especialmente de cadera. La suplementación con menaquinonas ha mostrado aumentos modestos en la densidad mineral ósea y mejoras en la fortaleza del hueso, con resultados más evidentes en personas con deficiencia de vitamina K u osteoporosis.
Vitamina K2 y salud cardiovascular

Otra investigación publicada en PubMed Central destacan que la vitamina K2 también cumple un rol en la prevención de la calcificación arterial. Su función se basa en la activación de la proteína Gla de la matriz (MGP), considerada un regulador clave de la acumulación de calcio en las paredes arteriales.
Ensayos controlados con placebo han evidenciado que la suplementación diaria con 180 μg de vitamina K2 MK-7 durante uno a tres años mejora la elasticidad arterial y reduce la rigidez vascular en adultos sanos, un factor asociado al riesgo de enfermedad cardíaca.
Vitamina K2 y función neurológica
En el sistema nervioso, la vitamina K2 se encuentra principalmente en forma de MK-4 y participa en procesos como la supervivencia celular, la mielinización y el crecimiento neuronal. Estudios observacionales han asociado niveles bajos de vitamina K con peor rendimiento cognitivo en adultos mayores.
La literatura científica también ha descrito posibles vínculos entre la deficiencia de vitamina K2 y enfermedades neurológicas como Alzheimer, Parkinson y esclerosis múltiple, aunque los autores coinciden en que se requieren más estudios clínicos para confirmar estos hallazgos.
Alimentos fuente de vitamina K
Según la Office of Dietary Supplements, la vitamina K se obtiene a través de una dieta variada que incluya hortalizas de hoja verde, aceites vegetales, frutas como arándanos e higos, así como carne, queso, huevos y productos de soja. Aunque no se ha demostrado toxicidad, esta vitamina puede interactuar con medicamentos anticoagulantes, por lo que su consumo debe ser supervisado en esos casos.