Pese a los avances en protección de datos y a las constantes alertas de empresas de ciberseguridad, el hábito de usar contraseñas débiles continúa siendo una tendencia independiente de las edades o niveles de conocimiento tecnológico.
Así lo advierte ESET, compañía especializada en detección de amenazas, que vuelve a advertir porque: “123456” se mantiene como la contraseña más utilizada en el mundo en 2025, un patrón que deja expuesta la información personal de millones de usuarios.
“Esto significa que una proporción significativa de usuarios continúa eligiendo credenciales muy débiles y predecibles, lo que pone en serio riesgo la seguridad de sus datos personales y corporativos”, dijo Mario Micucci, Especialista en seguridad informática de ESET Latinoamérica.
Informes recientes de NordPass y Comparitech confirman que una de cada cuatro contraseñas dentro del ranking global está compuesta únicamente por números, evidenciando que la simplicidad sigue guiando las decisiones de los usuarios a la hora de proteger sus cuentas.
Escenario en Latinoamérica
“En Latinoamérica, el patrón es similar, con secuencias numéricas simples, dominando las listas de contraseñas de países como Brasil, Chile, Colombia y México. El riesgo no se limita a usuarios particulares”, agregó.
La idea de que las generaciones más jóvenes serían más cuidadosas tampoco se cumple. Según ESET, tanto nativos digitales como adultos mayores eligen claves igual de previsibles.
Sectores Vulnerables
El escenario corporativo tampoco queda por fuera. Empresas de sectores como salud, finanzas y educación siguen utilizando contraseñas extremadamente vulnerables, algunas de las cuales pueden ser descifradas en menos de un segundo.
De acuerdo con cifras citadas por ESET, el 70% de las filtraciones empresariales está asociado al uso de claves débiles por parte de empleados, lo que puede comprometer información sensible, generar pérdidas económicas e incluso afectar la reputación institucional.
Recomendaciones de Expertos
Los riesgos no son hipotéticos. ESET recuerda casos como el del Louvre, en París, cuyo sistema de seguridad fue vulnerado después de que ciberdelincuentes adivinaran una contraseña tan obvia como el propio nombre del museo. El incidente permitió el robo de joyas valoradas en más de 100 millones de dólares.
Para enfrentar este escenario, los expertos recomiendan usar generadores de contraseñas y crear claves más largas, diversas y aleatorias, evitando reutilizarlas en distintas cuentas.