Durante décadas, la idea de un carro volador perteneció más al terreno de la ciencia ficción que al de la movilidad real. Sin embargo, ese futuro tan imaginado comienza a materializarse en California, donde Alef Aeronautics inició oficialmente la producción del primer vehículo eléctrico capaz de conducir en carretera y volar verticalmente. El avance marca un punto de inflexión en la tecnología de transporte y abre la puerta a un mercado que promete transformar la vida urbana.
Un sueño que madura tras años de investigación
Alef, una startup de Silicon Valley especializada en movilidad aérea, llevaba más de diez años trabajando en este proyecto. Aunque su desarrollo se mantuvo discreto en sus primeras etapas, en 2022 revelaron el Modelo A, un prototipo que llamó la atención por combinar autonomía terrestre, más de 350 kilómetros, con capacidad de vuelo de hasta 177 kilómetros.
La compañía avanzó de forma constante: en 2016 presentó su primer prototipo funcional, en 2018 realizó pruebas de vuelo a tamaño real y en 2023 alcanzó un hito clave al obtener la certificación experimental de aeronavegabilidad de la Administración Federal de Aviación (FAA). Este sello permitió que el proyecto dejara de ser un experimento para convertirse en un producto viable.

Producción artesanal para un vehículo único
La fabricación del Modelo A Ultralight comenzó con un proceso completamente manual en las instalaciones de la empresa en San Mateo. Cada unidad se ensambla pieza por pieza, mezclando robótica industrial con técnicas artesanales que aseguran alta precisión. Antes de aprobar un vehículo, el equipo realiza múltiples ensayos en tierra y vuelos controlados, garantizando estándares estrictos de seguridad, autonomía y estabilidad.
Alef confirmó que las primeras unidades no se destinarán al público masivo. Serán entregadas a un grupo reducido de clientes pioneros, quienes podrán probar el carro volador bajo supervisión, capacitación especializada y restricciones aéreas definidas. El objetivo es recopilar datos reales antes de escalar a una producción más amplia.
¿Qué hace diferente al Modelo A?
A diferencia de los taxis aéreos eléctricos (eVTOL), que requieren zonas específicas de despegue, este carro volador puede salir de un garaje común, circular por la ciudad y elevarse verticalmente sin infraestructura adicional. Su estructura incluye:
Cabina suspendida con sistema de cardán
- Propulsores internos y hélices ocultas
- Elevones, para estabilización
- Propulsión eléctrica distribuida
- Paracaídas balístico para emergencias
Estos elementos permiten que funcione como un carro eléctrico convencional, mientras que, en segundos, se convierte en una aeronave lista para sobrevolar tráfico o desplazarse en zonas urbanas.

Un mercado que crece antes de despegar
El entusiasmo alrededor del proyecto se refleja en los números: Alef acumula más de 3.500 reservas, valoradas en cerca de mil millones de dólares, una señal de que existe un público dispuesto a apostar por esta tecnología emergente. El vehículo puede reservarse por 300.000 dólares, aunque la empresa ya piensa en democratizar este avance con un modelo más accesible, denominado Modelo Z, que aspiran vender a 35.000 dólares para 2035.
Un paso decisivo hacia la movilidad aérea cotidiana
Con el inicio de la producción, la industria del transporte entra en una nueva era. Si la evolución continúa al ritmo previsto, la movilidad aérea urbana podría dejar de ser una fantasía y convertirse en una alternativa diaria, del mismo modo en que los carros eléctricos se volvieron comunes en la última década.