Orinar "por si acaso" antes de salir, sin tener ganas, no sería tan bueno como se creía
"Vayan al baño porque no voy a parar hasta que lleguemos", decían algunos papás antes de empezar un viaje largo en carro, pero en realidad sería perjudicial.

Una práctica común entre personas de todas las edades, conocida como orinar “por si acaso” —es decir, usar el baño antes de salir de casa o sin sentir una necesidad urgente— podría no ser tan inofensiva como se cree. De acuerdo con varios expertos consultados por el New York Times, hacerlo de forma habitual puede afectar el funcionamiento natural del sistema urinario y generar consecuencias a largo plazo.
Este hábito, denominado por los urólogos como “micción por conveniencia” o “micción proactiva”, puede alterar el circuito natural de comunicación entre la vejiga y el cerebro, explicó la doctora Ariana Smith, profesora de urología en la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania. Según la especialista, aunque hacerlo ocasionalmente no representa mayor riesgo, repetirlo varias veces al día podría aumentar la probabilidad de problemas urinarios.
Cómo afecta la micción anticipada al sistema urinario
Normalmente, la vejiga humana puede almacenar entre 500 y 700 mililitros de orina, dependiendo del sexo. Sin embargo, la necesidad de orinar se activa mucho antes de alcanzar este límite, generalmente entre los 150 y 250 mililitros. A medida que se acumula orina, la vejiga envía señales nerviosas al cerebro indicando que es momento de vaciarla.
De acuerdo con la doctora Siobhan Sutcliffe, epidemióloga y cirujana de la Universidad de Washington, si una persona orina antes de que estas señales se activen de forma natural, el cerebro comienza a interpretar erróneamente que se debe orinar con menos volumen acumulado. Con el tiempo, esto puede reducir la capacidad de la vejiga para almacenar orina, lo que puede provocar molestias en situaciones donde no es posible usar un baño de inmediato.
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Además, orinar sin necesidad puede llevar a realizar un esfuerzo innecesario al momento de vaciar la vejiga, lo que ejerce presión adicional sobre los músculos del piso pélvico. Según la doctora Kathryn Burgio, psicóloga conductual y profesora emérita de geriatría en la Universidad de Alabama en Birmingham, este esfuerzo repetido podría debilitar dichos músculos, los cuales son clave para el control de la vejiga.
Este conjunto de efectos podría contribuir al desarrollo de la vejiga hiperactiva, una condición caracterizada por la necesidad frecuente y urgente de orinar, indicó la doctora Sutcliffe.

¿Es posible corregir este hábito?
Expertos coinciden en que sí es posible revertir los efectos de la micción proactiva, especialmente si no se han desarrollado afecciones más graves. La doctora Alayne Markland, jefa de geriatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Utah, señaló que “la mente tiene más control del que creemos”, y recomienda a sus pacientes el uso de técnicas mentales para resistir las ganas prematuras de orinar.
En esa línea, la doctora Burgio sugiere estrategias como respiración profunda, distracción o afirmaciones mentales tipo “yo tengo el control”. También existen estudios que muestran que prácticas de atención plena (mindfulness) pueden ayudar a reducir la urgencia repentina, aunque se requiere mayor investigación.
En casos donde ya hay condiciones como incontinencia o vejiga hiperactiva, se recomiendan otras alternativas. Una de ellas es la fisioterapia especializada en el piso pélvico. Según Sutcliffe, trabajar con terapeutas físicos puede ayudar a fortalecer los músculos que controlan la vejiga.
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“Enseñamos a las personas a esperar, respirar profundamente y contraer los músculos del piso pélvico varias veces. Eso ayuda a calmar la vejiga y a que la urgencia desaparezca”, explicó Burgio. También se recomienda revisar los hábitos de consumo. La cafeína, el alcohol, los líquidos ácidos y algunos edulcorantes pueden irritar el revestimiento de la vejiga y aumentar la frecuencia urinaria. Reducir la cafeína, según Smith, “es una medida universalmente útil”.
Finalmente, se sugiere consultar a un profesional de la salud si hay sospecha de que otras condiciones médicas, como la diabetes o la apnea del sueño, estén contribuyendo a los síntomas.
El objetivo, según Smith, es interrumpir el “ciclo entre el cerebro y la vejiga” que se forma por la micción anticipada. A pesar de las complicaciones, concluyó que “las vejigas saludables son resilientes” y pueden recuperarse con los cuidados adecuados.
Este contenido, creado con apoyo de Inteligencia artificial, fue curado y revisado por Miguel Galvis, periodista de La FM.