La noche del 8 de diciembre, en plena celebración de “velitas”, ocurrió un episodio insólito y preocupante para el sistema penitenciario del país. Mientras dentro de la cárcel de máxima seguridad de Itagüí conocida como La Paz se desarrollaba una fiesta con mujeres, licor y droga, un peligroso guerrillero encontró la oportunidad perfecta para escapar.
Ese hombre es Darío Arcadio Zapata, alias “El Zorro” o “El Flaco”, condenado a más de 30 años por secuestro, extorsión, desplazamiento forzado y concierto para delinquir.
Su fuga se convierte en un nuevo escándalo que no solo expone las fallas en los controles de seguridad, sino que encendió las alarmas del Gobierno por la reiterada vulnerabilidad en las cárceles de máxima seguridad.
Una fuga en medio de una noche de celebración
Según el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), la fuga ocurrió en la noche del 8 de diciembre. Alias “El Zorro” estaba recluido en el pabellón número dos y logró burlar la seguridad escalando un muro, aprovechando el desorden que había en el penal.
La concejal de Medellín, Claudia Carrasquilla, reveló detalles aún más graves: al interior de la cárcel había una celebración con mujeres, licor y droga, lo que habría facilitado que el prisionero escapara sin grandes obstáculos.
Aseguró que la fuga ocurrió en un ambiente de “negligencia total”, donde el control interno parecía desdibujado.
Una alerta nacional sobre el sistema penitenciario
El caso no pasó desapercibido en el Gobierno. El ministro de Justicia (e), Andrés Idárraga Franco, ordenó a la Unidad de Inteligencia y Análisis Financiero iniciar un rastreo sobre las personas que podrían estar involucradas en la fuga.
La instrucción también incluye al director del Inpec, coronel Daniel Fernando Gutiérrez Rojas, para que se verifique si funcionarios, personal administrativo, guardias o visitantes pudieron haber tenido algún papel en lo ocurrido.
La gravedad del caso aumenta porque esta no fue la única fuga del fin de semana. Pedro David Nieves Mosquera, condenado a 28 años por secuestro extorsivo y recluido en La Picota, también escapó en circunstancias que están bajo investigación.
Para el ministro (e), ambos hombres representan un nivel de peligrosidad alto y sus fugas prenden una alarma nacional sobre la crítica situación de las cárceles de máxima seguridad del país.
Críticas desde Medellín: “Es una vergüenza nacional”
La concejal Carrasquilla fue contundente en sus declaraciones tras conocerse la noticia.
Calificó la fuga como “una vergüenza nacional” y cuestionó la permisividad que permite que un guerrillero condenado pueda fugarse “como si nada”.
“Un guerrillero se fuga como si nada mientras adentro había fiesta, mujeres entrando y saliendo y las puertas abiertas como si fuera un centro comercial. Esto no es una falla de seguridad: es negligencia, permisividad y posible corrupción”, dijo.
También aseguró que lo ocurrido refleja la crisis que atraviesa el sistema penitenciario y lanzó críticas directas al Gobierno Nacional, afirmando que hechos como este muestran cárceles sin control y “criminales privilegiados”.
Búsqueda en curso
Tras la fuga, las autoridades activaron todos los protocolos de búsqueda en coordinación con la Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación.
Alias “El Zorro” continúa prófugo, y las autoridades avanzan en la investigación para determinar cómo se organizó la fiesta, quién permitió el ingreso de personas externas y quiénes serían responsables de la negligencia que permitió la huida.
Un sistema en crisis
Lo ocurrido en la cárcel de Itagüí reaviva debates sobre el deterioro del control interno en los penales, la presencia de corrupción y el alto riesgo que representan los reclusos de estructuras criminales cuando existen fallas en la vigilancia.
Mientras continúa la búsqueda del fugado, el Gobierno anunció que habrá una investigación seria, sanciones a los responsables y una revisión urgente de los protocolos en los centros de máxima seguridad del país.