Más allá del ruido mediático y el debate público, las acusaciones recientes sobre una posible infiltración de disidencias de las FARC en organismos del Estado colombiano y la aparente pasividad de la Fiscalía General de la Nación (FGN) podrían tener consecuencias graves para la institucionalidad y la confianza internacional.
¿Qué información se conoce sobre los presuntos nexos?
En noviembre de 2025, la Fiscalía anunció que se comenzará una investigación formal por los presuntos vínculos entre miembros de las disidencias de las FARC, en particular la la que es dirigida por alias “Calarcá”, y los altos mandos militares y de inteligencia del Estado. Los reportes indican que los dispositivos electrónicos incautados en 2024 contenían correos, chats y documentos que sugerirían que algunos oficiales pudieron facilitar la información confidencial, el apoyo logístico y los posibles encubrimiento a esa disidencia.
La fiscal general reconoció que esta información no había sido procesada de manera debida durante al menos dieciséis meses, lo que generó fuertes críticas internas y externas sobre la demora en investigar estos posibles nexos.
¿Cuáles son las implicaciones para las instituciones y la cooperación internacional?
La investigación en curso es un desafío serio para varias instituciones del Estado. Pone en duda la capacidad de control institucional sobre actores que operan bajo apariencia legal y cuestiona la transparencia y la coherencia del sistema judicial y militar ante la sociedad y la comunidad internacional.
Además, este caso podría deteriorar la imagen internacional de Colombia en materia de seguridad, cooperación y lucha contra el crimen organizado, sobre todo si se confirma colaboración entre funcionarios estatales y grupos armados ilegales. La situación también complica el contexto político en el que está el gobierno actual, de acuerdo a la posible conexión señalada entre estas disidencias y actores clave. Esto deja interrogantes sobre una posible corrupción estructural.