Escándalo en Reino Unido: renuncia la viceprimera ministra del Gobierno laborista por fraude fiscal
La viceministra evadió el pago de miles de libras en impuestos tras no declarar una vivienda que compró como domicilio principal.

El primer ministro británico, Keir Starmer, se enfrenta a una nueva tormenta política tras la renuncia de Angela Rayner, su viceprimera ministra, secretaria de Vivienda y líder adjunta del Partido Laborista, quien se vio forzada a dejar el cargo luego de que una investigación oficial concluyera que no cumplió con los estándares éticos de gobierno en relación con sus obligaciones fiscales.
La salida de Rayner, considerada hasta hace poco uno de los rostros más fuertes del laborismo, ha derivado en una reorganización ministerial inesperada y turbulenta que pone en entredicho la capacidad de Starmer para estabilizar su Gobierno, apenas días después de haber intentado lanzar una ambiciosa “Fase 2” de su proyecto político tras un verano marcado por encuestas desastrosas y un clima interno tórrido.
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El organismo de control encabezado por Sir Laurie Magnus determinó que Rayner había intentado actuar con “integridad”, pero reconoció que no pagó decenas de miles de libras en impuestos de timbre, lo que representa una violación al Código de Conducta ministerial. Magnus fue contundente: “Su lamentable fracaso a la hora de liquidar su responsabilidad SDLT en el nivel correcto, sumado a que esto se estableció sólo después de un escrutinio público intensivo, me lleva a informarle que no se puede considerar que haya cumplido con los estándares más altos posibles de conducta adecuada”.
En su carta de dimisión, Rayner admitió: “Asumo toda la responsabilidad por este error. Lamento profundamente mi decisión de no buscar asesoramiento fiscal especializado adicional, dado mi puesto como secretaria de Vivienda y mis complejos arreglos familiares”. También reconoció que la presión mediática sobre su familia había hecho la situación insostenible: “Mi prioridad ha sido, y siempre será, proteger a mis hijos, y la tensión a la que los estoy sometiendo al permanecer en el cargo se ha vuelto insoportable”.
Downing Street publicó una carta manuscrita de Starmer en la que expresó estar “triste” por la renuncia, pero al mismo tiempo sostuvo que fue la “decisión correcta”. El primer ministro recalcó: “Has dado todo de ti para que el Gobierno laborista fuera un éxito... A título personal, me entristece mucho perderte en el Gobierno. Has sido un colega de confianza y un verdadero amigo durante muchos años”.
La crisis se agravó con la destitución inmediata de Lucy Powell, líder de la Cámara de los Comunes, e Ian Murray, secretario de Escocia, considerados las primeras víctimas de una reestructuración que podría arrastrar a otras figuras de peso. Aunque asesores habían anticipado que este mes solo habría movimientos menores en puestos secundarios, la renuncia de Rayner ha precipitado una sacudida más amplia.
El impacto político es profundo: la salida de Rayner como líder adjunta del Partido Laborista —cargo que se elige de manera independiente— abre la puerta a una contienda interna que amenaza con fracturar al partido en un momento de debilidad.
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Mientras aliados como Ed Miliband la describieron como “una de las grandes figuras políticas de nuestro tiempo” y se lanzó una operación para salvar su carrera, críticos conservadores como Kemi Badenoch afirmaron que su permanencia había sido “insostenible durante días” y reprocharon a Starmer no haber tenido el “coraje” de despedirla antes. Por su parte, Nigel Farage aprovechó la coyuntura para cargar contra lo que calificó como el “sentimiento de derecho” en la cúpula laborista.
Rayner deberá pagar 40.000 libras adicionales en impuestos de timbre, además de enfrentar una posible multa de hasta el 30% de la suma por no cumplir con las obligaciones tributarias. Los abogados involucrados en el caso, en tanto, la acusaron de intentar convertirlos en “chivos expiatorios”.