Dinamarca vuelve a cerrar su espacio aéreo por incursión de drones desconocidos
Dinamarca dio la orden de derribar cualquier aeronave sospechosa.

Dinamarca denunció este jueves una serie de incursiones con drones que obligaron al cierre temporal de dos de sus aeropuertos y que también se registraron sobre instalaciones militares en la península de Jutlandia. Las autoridades calificaron el episodio como “ataques híbridos” destinados a sembrar miedo, aunque aclararon que todavía no se ha identificado a los responsables.
El aeropuerto de Billund, el segundo más grande del país, interrumpió sus operaciones durante una hora, mientras que Aalborg, clave tanto para vuelos civiles como militares, estuvo cerrado por tres horas en la noche del miércoles. La policía también reportó drones en las inmediaciones de Esbjerg, Sønderborg, la base aérea de Skrydstrup —donde operan F-16 y F-35— y una instalación militar en Holstebro.
El ministro de Defensa, Troels Lund Poulsen, declaró que la simultaneidad de los hechos no puede considerarse casual: “Ciertamente no parece una coincidencia. Parece sistemático. Esto es lo que yo definiría como un ataque híbrido”. No obstante, aseguró que Dinamarca no enfrenta una amenaza militar directa.
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La policía danesa indicó que los vuelos de los drones siguieron un patrón similar al que, a comienzos de semana, obligó a suspender operaciones en el aeropuerto de Copenhague, un incidente que la primera ministra Mette Frederiksen calificó como el “ataque más grave” hasta ahora contra la infraestructura crítica del país.
Un vecino de Aalborg, Morten Skov, contó a Reuters que observó “luces verdes intermitentes que estaban paradas justo encima del aeropuerto”. Un video que compartió muestra la luz desplazándose hacia el oeste.
Contexto de tensión con Rusia
Las incursiones ocurren apenas una semana después de que el gobierno danés anunciara la adquisición de armas de precisión de largo alcance como parte de un endurecimiento de su política de defensa frente a Rusia. Los planes incluyen instalar una planta para producir combustible de misiles ucranianos en las cercanías de Skrydstrup, decisión que generó fuertes críticas de Moscú.
Copenhague ha vinculado los incidentes con una serie de presuntas operaciones de drones rusos en Europa, aunque hasta ahora no se presentaron pruebas. El embajador ruso en Dinamarca, Vladimir Barbin, negó cualquier implicación de su país en el episodio de Copenhague, mientras que el Kremlin no ha comentado sobre los vuelos más recientes en Jutlandia.
El ministro Poulsen señaló que el gobierno aún no decidió si solicitará consultas bajo el Artículo 4 del tratado de la OTAN, que permite a los miembros plantear temas de seguridad urgentes para su discusión en el seno de la alianza.
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El debate se produce en paralelo a lo ocurrido en Polonia, que este mes invocó ese mismo artículo tras la caída de drones rusos en su territorio. Varsovia habló de una “provocación a gran escala”, mientras Moscú alegó que sus ataques se dirigían únicamente contra objetivos militares en el oeste de Ucrania.
En Nueva York, un periodista preguntó al presidente estadounidense Donald Trump si los países de la OTAN deberían derribar aviones rusos que ingresen al espacio aéreo de la alianza. La respuesta fue tajante: “Sí, lo creo”.