Colombianos, entre las filas de mercenarios que usan los carteles mexicanos
Desde el 2005 los carteles han recurrido al reclutamiento de mercenarios altamente entrenados para la fabricación de drones y bombas

La detención de dos exmilitares colombianos durante una operación contra el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Michoacán ha vuelto a poner en evidencia una estrategia que el crimen organizado en México viene utilizando desde hace al menos dos décadas: el reclutamiento de agentes extranjeros altamente entrenados para fortalecer su poder de fuego y capacidad operativa.
De acuerdo con una investigación especial del diario mexicano El Universal, este fenómeno se ha intensificado en los últimos seis años, con extranjeros de al menos seis nacionalidades —colombianos, guatemaltecos, ucranianos, israelíes, holandeses y rusos— participando en tareas de adiestramiento, operación de células armadas y, en algunos casos, liderando grupos de sicarios.
Lea más: Donald Trump exhibe el poder militar de EE.UU. entre protestas
Según los especialistas consultados por el diario mexicano, la preferencia de los cárteles por exmilitares no es casual. Estos hombres cuentan con conocimientos tácticos avanzados, entrenamiento en supervivencia, manejo de explosivos y armamento de alto poder. “El crimen organizado codicia estos elementos e invierte una gran cantidad de dinero para tenerlos en sus filas”, explicó Luis Leal, politólogo e internacionalista de la Universidad de Copenhague.
Por su parte, Armando Rodríguez Luna, del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (Casede), advirtió que la violencia en México se ha hecho más letal a partir del momento en que los cárteles comenzaron a integrar a exmilitares a su estructura: “Es solamente a través de la violencia que controlan su relación con otros grupos criminales. Tienen que ser creíblemente amenazantes para quienes deben negociar”.
Más noticias: Suenan alarmas en Israel ante la llegada de la séptima oleada de misiles de Irán
Un fenómeno que no es nuevo, pero sí más sofisticado
El uso de personal extranjero en labores de adiestramiento y combate por parte de grupos criminales no es reciente. Ya en 2005, la prensa mexicana reportó cómo Los Zetas —en ese entonces brazo armado del Cártel del Golfo— pagaban hasta 5 mil dólares a miembros de los Kaibiles, la unidad élite del Ejército guatemalteco, para entrenar a sus sicarios.
Uno de los casos más emblemáticos fue la masacre de San Fernando, Tamaulipas, en 2010, donde 72 migrantes fueron asesinados. Investigaciones posteriores revelaron que los métodos de tortura utilizados presentaban similitudes con los del entrenamiento militar de élite guatemalteco.
Este modelo ha evolucionado. Hoy, tanto el CJNG como el Cártel de Sinaloa compiten por captar perfiles altamente calificados. En particular, el CJNG ha mostrado interés en exmilitares colombianos y guatemaltecos, debido a su conocimiento en explosivos caseros para drones, minas y armas automáticas, según el reporte de El Universal.´
Más noticias del mundo: FDI intensifican ataques en Irán: "Teherán ya no es inmune"
Letalidad al servicio del narco
El poder destructivo que estos perfiles incorporan a los grupos criminales no solo tiene impacto en la guerra entre cárteles, sino también en los enfrentamientos con el Estado. El ejemplo más reciente es la explosión de una mina en Michoacán que mató a ocho militares mexicanos. Para Leal, “estos actos demuestran que la competencia no es sólo contra otros grupos del crimen, sino también contra las fuerzas de seguridad del Estado”.
Además del uso táctico, hay cárteles que optan por adiestramiento más selectivo. Tal es el caso de Los Chapitos y Los Mayos, facciones del Cártel de Sinaloa, que buscan sicarios capaces de manejar manualmente armas de gran tamaño, como el fusil Barrett calibre .50, lo cual requiere condiciones físicas específicas y una formación militar avanzada.
En diciembre pasado, El Universal documentó cómo este grupo ha reclutado a personas como Marco Ebben, El Holandés, y Jorge Humberto Figueroa Benítez, El Perris, quienes, según analistas, cumplían con los requisitos físicos y técnicos para operar armamento sofisticado.
No se pierda: León XIV hizo un llamado a la paz en Oriente Medio, Ucrania y en otros conflictos
El padre Gregorio López, conocido por sus denuncias contra el narcotráfico, aseguró recientemente que en Buenavista, Michoacán, operan al menos 300 agentes extranjeros comandando operaciones criminales. Estas declaraciones refuerzan lo que diversas investigaciones periodísticas han advertido: los cárteles mexicanos están dejando de ser estructuras improvisadas para convertirse en fuerzas paramilitares altamente entrenadas y profesionalizadas.
Rodríguez Luna sintetizó el fenómeno al señalar que “la violencia organizada en México ha escalado de forma proporcional al acceso a personal especializado y armamento de guerra, un mercado que ha dejado de ser exclusivo de los ejércitos formales”.
Así, el uso de exmilitares extranjeros no solo responde a una lógica de mayor control territorial y eficacia en la confrontación con enemigos, sino a la intención de mantener una ventaja operativa frente al Estado mexicano.