¿Por qué hablamos con nuestras mascotas como si fueran personas? Esto dice la psicología
Estudios muestran que este hábito fortalece vínculos emocionales y mejora el bienestar.

Hablar con mascotas es un hábito común en millones de hogares. Muchos dueños les cuentan su día, les preguntan cómo están o incluso les piden consejos, como si fueran personas. Aunque pueda parecer extraño, la psicología tiene una explicación: este comportamiento refleja la necesidad humana de conectar emocionalmente y fortalecer vínculos con los animales.
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La Universidad de Chicago y la Universidad de York han estudiado este fenómeno y lo llaman “antropomorfismo”, es decir, atribuir cualidades humanas a los animales. Según estas investigaciones, hablar con perros y gatos no solo es una muestra de cariño, sino también un recurso que reduce el estrés y la soledad.

Estudios que respaldan este comportamiento
Un estudio de la Universidad de York en Reino Unido demostró que las personas que se comunican con sus mascotas experimentan una disminución en los niveles de ansiedad y un aumento en la sensación de compañía. Este diálogo, aunque no tenga respuesta verbal, refuerza la conexión afectiva.
Por su parte, la Asociación Americana de Psicología (APA) concluyó que hablar con los animales ayuda a mantener un equilibrio emocional, en especial en personas que atraviesan situaciones difíciles. La psicología moderna considera que este acto no es irracional, sino una herramienta de bienestar.
El papel de la cultura y la familia
En países de América Latina, las mascotas han pasado de ser simples guardianes del hogar a convertirse en miembros de la familia. La psicóloga Mariana Velandia, de la Universidad Externado de Colombia, explicó en diálogo con La FM, que esta práctica responde a un fenómeno cultural:
“Al hablar con nuestras mascotas, proyectamos necesidades emocionales, como la búsqueda de compañía, comprensión y afecto incondicional. Ellos se convierten en confidentes silenciosos que generan tranquilidad”.
Velandia también señaló que, en contextos urbanos, las mascotas cumplen un rol cada vez más importante en la vida social y afectiva de las personas. Esto explica por qué frases como “¿ya comiste?” o “te extraño” se han normalizado en la comunicación con animales.

Más allá de una costumbre tierna
La psicología advierte que este hábito no solo fortalece el vínculo con los animales, sino que también es beneficioso para la salud mental. Hablar con un perro o un gato puede aliviar la tensión después de un día de trabajo, reducir la sensación de aislamiento y aumentar la percepción de bienestar.
Incluso estudios de la Harvard Medical School confirman que la interacción verbal con mascotas puede contribuir a reducir el riesgo de depresión. No es casualidad que terapias asistidas con animales incluyan este tipo de interacción como parte del proceso de sanación.
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Un vínculo que mejora la vida
Hablar con mascotas no es un signo de rareza, sino un reflejo del lugar que han ganado en la vida humana. La ciencia respalda que este hábito genera beneficios emocionales y físicos, y los expertos coinciden en que cada palabra dirigida a ellos fortalece un lazo único.
En palabras de Mariana Velandia, “las mascotas no entienden las palabras, pero sí reconocen el tono, la emoción y la intención, lo cual les permite responder con gestos de cariño y compañía”.