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Diferencias entre ser ahorrador y ser tacaño, según psicólogos

Ser ahorrador y ser tacaño no es lo mismo. Aunque parecen similares, hay diferencias importantes que influyen en las relaciones y el bienestar emocional.

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Actualizado:
Miércoles, Mayo 14, 2025 - 12:01
Persona tacaña
La tacañería extrema puede deberse a un trastorno psicológico desde la infancia.
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Una persona tacaña puede identificarse por gestos como quejarse del precio de las cosas, levantarse de la mesa al momento de pagar o nunca llevar efectivo. Si este rasgo se lleva al extremo, puede volverse difícil de manejar en la vida social y en la pareja.

Como suele ocurrir con ciertos comportamientos problemáticos, quienes actúan así rara vez son conscientes de que su relación con el dinero puede ser perjudicial. Como señaló Aristóteles, la virtud está en el punto medio: ni el despilfarro irresponsable ni el ahorro extremo resultan saludables.

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Los motivos psicológicos de la tacañería

Según el portal Psicólogo de Cabecera, la tacañería es una actitud persistente, a menudo arraigada en la infancia, en la que una persona evita gastar de forma excesiva. Se vincula con un fuerte apego a lo material, por encima de las experiencias o relaciones ajenas al ámbito económico. Para algunos psicólogos, la acumulación de objetos ofrece una falsa sensación de seguridad.

Persona tacaña
Para algunos psicólogos, el apego extremo a lo material puede deberse a falta de seguridad.
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Esta conducta puede surgir por diversos motivos. Uno de ellos es el apego emocional a las posesiones, en donde el afecto se proyecta en los objetos y en el dinero que permite obtenerlos. También puede ser una conducta aprendida al observar y normalizar patrones similares en el entorno familiar desde edades tempranas. En ciertos casos, incluso podría tratarse de un síntoma de un trastorno de personalidad no diagnosticado.

Es importante distinguir entre ser ahorrador y ser tacaño. Quien ahorra lo hace con un propósito, generalmente vinculado al disfrute futuro. En cambio, el tacaño evita gastar incluso en lo necesario, y suele mostrar esta misma actitud en otros ámbitos, como en la expresión de afecto o emociones. Para él, gastar representa una fuente de sufrimiento, y acumula sin un propósito claro, más por temor a la pérdida que por planificación.

Una prisión emocional

De acuerdo con la revista ¡Hola!, la tacañería puede convertirse en una “prisión emocional” que impide discernir entre los gastos necesarios e innecesarios. Esta actitud podría tener raíces en la infancia, desde el momento en que los niños aprenden a controlar sus esfínteres, y prolongarse hasta la adultez, en forma de hipercontrol sobre lo que se posee, como el dinero.

Niño tacaño
Para la mayoría de psicólogos, la tacañería se empieza a expresar desde la niñez por diversos factores.
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Otra posible causa es la carencia de afecto en la niñez. En estos casos, los objetos se convierten en sustitutos del cariño no recibido. Por ello, la persona que es tacaña con lo material también suele serlo con sus emociones, lo que puede derivar en infelicidad.

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Como también sostiene ¡Hola!, la felicidad nace del amor, la confianza y la ausencia de miedo. Quienes carecen de estas bases tienden al catastrofismo, al temor por el futuro y la incertidumbre. Viven marcados por la tristeza y tienen dificultades para amar con sinceridad o brindar lo mínimo en una relación.

Qué se recomienda

La principal recomendación es buscar ayuda psicológica. Un profesional podrá evaluar la situación, ofrecer herramientas y establecer pautas para el cambio. La terapia permite distinguir entre un ahorro saludable y la mezquindad, así como aprender a valorar más los sentimientos y las experiencias que lo puramente material.

Aunque modificar este comportamiento no es sencillo, con voluntad y compromiso es posible lograr avances significativos.

Fuente:
Sistema Integrado Digital