Operación Orión: “En el tema de La Escombrera, la verdad está enterrada”
Fernando Quijano, presidente de Corpades, habla de los 16 años de la Operación Orión.
El 16 y 17 de octubre de 2002 permanecerá en la historia como unos de los días más sangrientos en Colombia, tras el operativo militar de la Fuerza Pública en la Comuna 13 de Medellín, que tenía como objetivo acabar con la presencia de milicias urbanas de las Farc, el ELN y Comandos Armados del Pueblo (CAP).
Todo ocurrió bajo el gobierno del entonces presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, y la ministra de Defensa, Marta Lucía Ramírez, hoy en día vicepresidenta de la República.
Sin embargo, lo que se pensó sería un operativo netamente de las fuerzas del Estado, terminó permeado por paramilitares, quienes presuntamente apoyaron a la Fuerza Pública.
La Corporación para la Paz y el Desarrollo Social, Corpades, en reiteradas ocasiones ha insistido en que la Operación Orión contó con el apoyo de alrededor de 300 paramilitares. Según el organismo, en los hechos murieron 88 personas, hubo cerca de 95 desaparecidos y 370 detenciones arbitrarias.
Fernado Quijano, presidente de Corpades, afirma que transcurridos 16 años, la estela de terror permanece en la Comuna 13, bajo el mando de los paramilitares que nunca abandonaron la zona.
A pesar de ello, cuenta que los sueños y la resistencia nunca han sido ajenos a los habitantes de la Comuna 13, quienes esperan algún día, no muy lejano, saber qué fue lo que realmente ocurrió durante los dos fatídicos días donde la muerte se paseó por sus calles.
Quijano contó lo que se vivió, según su parecer, y lo que se percibe actualmente en la Comuna 13, una zona donde sus habitantes tienen sed de justicia.
¿Cuál es el ambiente que se vive en la Comuna 13?
La Operación Orión significó sembrar de paramilitarismo a la Comuna 13, a Medellín y al Valle de Aburrá. Sacaron a la guerrilla, sacaron a las milicias e instauraron un aparato paramilitar en la zona.
Ese aparato paramilitar no se ha ido, se dio una desmovilización parcial a finales de 2003 con el bloque Cacique Nutibara y en 2005 parcialmente con miembros de La Oficina, en el bloque Héroes de Granada. Pero concretamente la estructura, los jefes que estaban al frente de todos esos paramilitares que estaban en la zona, que al principio fueron autodefensas campesinas del Magdalena Medio, que posteriormente fue la gente de Diego Fernando Murillo Bejarano, alias don Berna, esa estructura continúa allá y lo único que han hecho es ir cambiando el modo de actuar, pero siguen siendo los mismos.
El paramilitarismo no se ha ido, se mantiene allá y ha estado adscrito a la banda La Oficina.
¿A qué se debe que la Comuna 13 haya sido un foco de violencia en las últimas décadas?
Primero, por los importantes corredores estratégicos que hay dentro de esas zonas semiurbanas del Valle de Aburrá y por otras subregiones de Antioquia; entonces, los corredores estratégicos son importantes.
Segundo, porque tiene que ver con el tema de la carretera que va a Urabá. En toda esta parte occidental que tiene que ver con la construcción que viene del túnel de El Toyo, con toda esa obra que se viene encima de los puertos y que está conectado con todo este aparato paramilitar y mafioso que está en la Comuna 13, que está en San Cristóbal y que se ha extendido hacia San Jerónimo, Santa Fé de Antioquia, que está pegado con el tema de Buriticá, de Sopetrán y obviamente con todo eso hasta llegar a la zona de Urabá.
En una parte, controlan las autodefensas gaitanistas de Colombia o el Clan del Golfo y en otras partes, controla La Oficina. Pero los corredores de ahí son muy importantes.
Estratégicamente la Comuna 13 y el corregimiento de San Cristóbal son de los baluartes más importantes para el crimen urbano rural, de lo más importante para todas estas organizaciones y es lo que el Estado ha tenido más descuidado todos estos años.
¿Hay abandono por parte del Estado?
Ahora está circulando un video de la madrugada del viernes (05 de octubre de 2018), sobre lo que estaba haciendo la Policía acompañada del Ejército, y era golpeando jóvenes en la Comuna 13. Eso es un reflejo de la presencia que están haciendo algunos miembros de la institucionalidad.
Significa que es mucho el abandono, hay bastante represión, pero la presencia real del Estado Social de Derecho no es a fondo, es una presencia más mediática.
Si usted observa, la Comuna 13 es una de las más militarizadas y con más presencia “institucionalizada”, y es donde sigue la violencia, siguen los enfrentamientos armados, siguen los desaparecidos -recientemente tenemos tres jóvenes desaparecidos-, siguen los enfrentamientos y la violación de derechos humanos por parte de la Policía.
Desafortunamente, el Ejército tampoco ha puesto su voluntad para que estos vejámenes no se sigan presentando.
¿Qué ha pasado con el proceso de búsqueda en La Escombrera?
En el tema de La Escombrera, la verdad está enterrada y no hay interés para que la verdad surja, para que la verdad brote de la tierra. Ahí hay desaparecidos, todo el mundo sabe la existencia de los desaparecidos, de la gente que murió en la Operación Orión y el desarrollo del Proyecto Orión, pero no hay una voluntad política real, no hay intención de que eso ocurra porque si aparecen los muertos, obviamente mucha gente terminará juzgada por crímenes de lesa humanidad y posiblemente por la Corte Penal Internacional.
¿Tiene una cifra promedio de cuántas personas podrían estar enterradas en La Escombrera?
Se ha dicho que pueden llegar de 80 a 100, pueden ser muchas más. En algún momento jefes paramilitares hablaron de unas 300 personas enterradas, pero que recuerde, La Escombrera, La Arenera y todas esas zonas de la Comuna 13, siempre han servido durante décadas para el tema de tortura, asesinato y desaparición de personas.
En esa medida, no creo que alguien tenga aún claro cuántos son los desaparecidos que hoy yacen en La Escombrera, porque no es una, sino varias las escombreras o areneras de la Comuna 13.
¿Qué representa para la comunidad que en la ‘Operación Orión’ haya actuado el Ejército con otros actores al margen de la ley?
Lo primero es que no es solamente una actuación del Ejército. En esto se ha tratado de mirar solamente al general (r) Mario Montoya, pero acá no se nos puede olvidar que aquí la Policía estuvo en cabeza del General Leonardo Gallego, que el DAS estuvo a cargo del excoronel Betancourt, y que los tres, juntos, vivían felices de todos los vejámenes y atrocidades que se estaban cometiendo en la Operación Orión, y que los tres pactaron o posibilitaron que se diera la alianza con el paramilitarismo urbano, con todas estas organizaciones criminales que servían al paramilitarismo.
Lo que hicieron fue una alianza para aplicar el concepto de "tierra arrasada" y calle por calle ir sacando e instaurando paramilitares.
Eso fue grave para la democracia, ha sido grave para el Estado Social de Derecho y todavía hoy tenemos las consecuencias de eso, porque esos paramilitares que ellos permitieron que ingresaran, sus herederos son los mismos que están ahí.
Por eso están tan arraigados en esa zona, porque ni siquiera la institucionalidad ha podido desmantelarlos, porque esa amiga institucionalidad fue la que los metió y los puso a vivir en Comuna 13.
Después de un hecho como ese, ¿cómo percibe a la comunidad de la Comuna 13?
Uno ve una comunidad luchadora, el ejemplo concreto es el de las mujeres ‘Caminando por la Verdad’ en la Comuna 13, y otra cantidad de organizaciones que siguen resistiendo, porque desafortunadamente no es la presencia del Estado Social de Derecho, sino la presencia temporal de la institucionalidad, pero con una fuerte presencia y control del crimen urbano, representado de paramilitares y bandas paramilitarizadas.
Pero la gente sigue resistiendo eso, sigue ahí, pero definitivamente es complejo.
Observe esto: hace pocos días tres jóvenes desaparecidos, una inteligencia que se jarta de ser tan poderosa en Medellín, de haber dicho que ha capturado importantes jefes de La Oficina y un número importante de mandos medios y de bandas de La Oficina y demás, y no ha sido capaz de encontrar tres jóvenes allá.
La gente sigue luchando, pero la gente sigue mirando con recelo y con preocupación las actuaciones de la Fuerza Pública. Desafortunadamente, hoy el mal ejemplo lo está dando la Policía Nacional en esa zona.
Por Francisco Bernal