La eliminación de las restricciones departamentales a la ley antimonopolio de licores abrió un nuevo escenario para el mercado del aguardiente y su relación con la industria del entretenimiento. En medio de una agenda creciente de conciertos y eventos masivos en el país, el sector proyecta un mayor impacto en consumo, empleo y actividad económica.
La decisión de la Corte Constitucional de levantar las barreras territoriales para la comercialización de licores no solo reconfiguró el negocio del aguardiente en Colombia, sino que fortaleció su vínculo con los conciertos, festivales y eventos culturales que hoy concentran buena parte del gasto de los hogares en las principales ciudades.
Con la libre competencia habilitada en todos los departamentos, el 2026 se perfila como un año clave para una categoría que históricamente ha sido una de las principales fuentes de recaudo regional.
La apertura del mercado permitirá que marcas consolidadas y nuevos actores ingresen a plazas antes cerradas, con mayores inversiones en mercadeo, activaciones comerciales y presencia en eventos masivos, especialmente en la capital y otras ciudades con alta agenda cultural.
Gabriel Hoyos Vásquez, gerente general de Sulicor S.A.S., explicó que el nuevo escenario amplía las oportunidades para el sector y para los consumidores.
“Se abrió la libre competencia, que es lo mejor que puede recibir un consumidor y, de paso, la categoría. La competencia fomenta creatividad, innovación y hace que el segmento crezca”, afirmó.
Según el directivo, la presencia de marcas de licores en conciertos y festivales tiene un efecto directo en la economía nocturna, el comercio y el empleo asociado a la cultura y el entretenimiento.
“Tenemos que estar a la vanguardia de lo que es la música y los eventos. No solo nos interesa estar en medios tradicionales, sino antes, durante y después de cada evento, en los momentos de consumo”, agregó.
De cara al cierre del año, la compañía también ha reforzado su operación para atender temporadas de alta demanda como Halloween y diciembre, cuando se concentra una parte importante del consumo en bares, discotecas y eventos.
“Es el momento más importante en las discotecas. En diciembre, velitas, el 24 y el 31 son fechas muy importantes, donde intentamos llegar de la mejor forma a cada lugar donde se pueda conseguir el producto”, explicó.
Hoyos subrayó además el impacto fiscal del crecimiento del aguardiente para las regiones. “El aguardiente es la categoría que más recursos aporta a los departamentos. Es el impuesto más eficiente que tienen actualmente y sirve para educación, salud y recreación”, sostuvo.
Con un mercado abierto, mayores inversiones y una apuesta clara por conciertos y eventos culturales, el sector proyecta que 2026 será un año de crecimiento relevante para el aguardiente, con efectos que se extenderán más allá del consumo y alcanzarán a la economía cultural y al movimiento económico de las principales ciudades del país.