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¿Es cierto que un mejor salario resolvería sus problemas de estrés en el trabajo?

A propósito del informe de la OMS, que incluye el "desgaste profesional" en la lista de enfermedades. 

Publicado:
Actualizado:
Martes, Mayo 28, 2019 - 10:34
Empleados colombianos trabajando en una fábrica, en Bogotá
Empleados colombianos trabajando en una fábrica, en Bogotá
Colprensa

¿Alguna vez ha pensado que un mejor salario resolvería sus problemas de estrés en el trabajo? La literatura científica ha vinculado el estrés laboral a diversos resultados negativos en los trabajadores, como bajo desempeño laboral, ausentismo, ansiedad, depresión, obesidad, hipertensión arterial y problemas cardiovasculares.

Según el modelo Desequilibrio Esfuerzo-Recompensa (DER), los trabajadores que realizan actividades laborales altamente demandantes y perciben que las recompensas recibidas como retribución no compensan el esfuerzo realizado, presentan un mayor riesgo de sufrir baja productividad y enfermedades relacionadas con el estrés.

Recientemente, un estudio realizado conjuntamente por investigadores de la Universidad de Los Andes (Colombia), la Universidad El Bosque (Colombia) y la Universitat de València (España), evaluó experimentalmente las respuestas psico-fisiológicas al estrés laboral, durante una tarea de trabajo simulado.

Asumiendo el rol de vendedores de computadoras, los participantes del experimento recibieron la instrucción de despachar un número predeterminado de pedidos en un tiempo establecido, según los requerimientos de cada cliente y su presupuesto de compra. La tarea se realizó dos veces: la primera vez en condiciones de bajo esfuerzo (pocos pedidos para despachar); y la segunda vez en condiciones de alto esfuerzo (muchos pedidos para despachar). Al final de la tarea, la mitad de los participantes recibieron una recompensa económica justa por su trabajo, y la otra mitad una remuneración baja, es decir, injusta, si se tiene en cuenta la cantidad de trabajo realizado.

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La hipótesis inicial de los investigadores era que el grupo de participantes que recibió una recompensa mucho más baja, a pesar de haber realizado el mismo trabajo que los demás, presentaría mayores niveles de estrés. Sin embargo, los resultados mostraron lo contrario. Si bien los trabajadores mal remunerados también reportaron cierto malestar, los niveles más altos de estrés fueron observados en la condición experimental que combinaba alto esfuerzo laboral con altas recompensas económicas.

Los hallazgos de este estudio sugieren que las condiciones laborales que exigen altos niveles de esfuerzo y proporcionan altas ganancias económicas como remuneración podrían causar resultados negativos en salud, parecidos a los de los trabajos que combinan alto esfuerzo con bajas recompensas. En otras palabras, los empleos altamente demandantes y muy bien remunerados, pueden motivar a las personas para trabajar más duro y producir mejores resultados, pero también pueden poner en riesgo el bienestar, especialmente si no se contemplan medidas organizacionales para garantizar la recuperación física y mental de los trabajadores.

Estos resultados son consistentes con distintas teorías y hallazgos científicos, según los cuales la remuneración económica no es el único mecanismo para compensar el esfuerzo de los trabajadores. De hecho, las recompensas en sí mismas no reponen la energía física y mental que los trabajadores invierten en el trabajo. El descanso, el cambio de actividades, los espacios de aprendizaje y de relajación y la posibilidad de disponer libremente del tiempo han demostrado ser formas efectivas para recuperarse del esfuerzo laboral. Además, otras recompensas organizacionales como la seguridad laboral, el reconocimiento y las oportunidades de promoción son igualmente importantes para garantizar la salud y la productividad de los trabajadores.

En definitiva, aunque casi siempre es mejor tener más que tener menos, en el trabajo, igual que en otros aspectos de la vida, el dinero no lo es todo… 

Boris Cendales Ayala, Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad El Bosque.

Viviola Gómez Ortíz, Departamento de Psicología, Universidad de Los Andes.

Sergio Alejandro Useche, Instituto INTRAS, Universitat de València (España). 

Fuente:
Boris Cendales Ayala, Viviola Gómez Ortíz y Sergio Alejandro Useche