El padre Euclides Eslava, director de la maestría en teología de la Universidad de La Sabana, explicó en entrevista para La FM el significado del 25 de diciembre para la cristiandad. Según el académico, esta fecha representa la celebración del nacimiento del Hijo de Dios y la encarnación de un Dios que se hace hombre para traer salvación, paz y esperanza a la humanidad. Eslava enfatizó que la fecha no debe limitarse únicamente a la víspera del 24, sino que el 25 constituye la festividad central donde se contempla un misterio de humildad y de amor.
¿Cuál es el origen de las profecías sobre el Mesías?
El entrevistado señaló que la llegada de Jesús fue anunciada desde los comienzos de la escritura. Específicamente, mencionó que en el capítulo tercero del Génesis ya se encuentra lo que se denomina el protoevangelio, donde se relata el primer anuncio de salvación tras la expulsión del paraíso. El padre Eslava afirmó que “se ha esperado a lo largo de muchos siglos” el cumplimiento de estas promesas que conectan el Antiguo Testamento con el nacimiento en Belén.
Dentro de este marco histórico y teológico, el experto detalló que el lugar del alumbramiento responde al cumplimiento de las profecías mesiánicas. Según el relato, entre las 12 tribus de Israel, se profetizó que un descendiente del rey David, perteneciente a la tribu de Judá, tendría un reino sin fin. Al ser San José descendiente de David, se cumple el requisito de que Jesús es el Mesías que nace en Belén. El sacerdote recordó que Jesús escogió nacer en el sitio más pobre y abandonado, en un pesebre donde comían los animales, subrayando la mayor pobreza del momento.
¿Cómo deben celebrar los católicos el 25 de diciembre?
Respecto a la actitud que deben tomar los creyentes, el padre Eslava indicó que no existe contradicción entre la meditación y la alegría. Afirmó que la celebración de la Navidad conlleva el compromiso de ser humildes y reconciliarse con los cercanos, parientes y compañeros de trabajo. Sobre el contraste entre la austeridad del pesebre y el consumismo actual, citó la visión de Benedicto XVI, quien consideraba que los regalos representan hoy el gran regalo de la gracia de Dios. No obstante, el sacerdote sugirió que estas manifestaciones sean detalles de cariño con austeridad y no actos ostentosos.
“El Señor nos invita cada Navidad a verlo presente en los pobres”, manifestó Eslava, haciendo un llamado a tener en cuenta a las personas necesitadas, a los ancianos en ancianatos y a los niños abandonados. Sugirió que, más allá de lo material, la fecha es propicia para brindar tiempo de cariño, compañía y oración. Además, recordó que para la Iglesia esta festividad es tan relevante que se celebra como una octava, lo que significa que “es como si fuera un 25 que dura una semana”. Finalmente, instó a los fieles a participar en la Eucaristía, calificándola como la misa más importante del año después de la Pascua.