El running se ha convertido en una de las actividades con mayor crecimiento en los últimos cinco años.
De acuerdo con datos del DANE, el 56 % de la población colombiana realiza alguna actividad deportiva, y el running es una de las más practicadas, pues se adapta a cualquier edad, condición física o estilo de vida.
Este espacio deportivo ha incorporado a toda la familia, desde niñas de cinco años hasta mascotas, lo que ha impulsado el aumento de las carreras atléticas en diferentes ciudades del país.
Beneficios de correr
Uno de los principales beneficios de correr es la mejora de la salud cardiovascular, lo que permite que el corazón funcione como una bomba más fuerte y eficiente. Así lo confirma Allison Zielinski, cardióloga del North Western Memorial Hospital de Estados Unidos, en declaraciones para Mario al Geographic.
También se ha comprobado que correr mejora la circulación, lo que genera cambios favorables en los vasos sanguíneos.
Además, las investigaciones demuestran que esta práctica incrementa la capacidad y el rendimiento pulmonar, ya que optimiza la velocidad máxima a la que el organismo utiliza el oxígeno.

Otros beneficios incluyen:
- Control del peso: la práctica regular ayuda a quemar calorías.
- Fortalecimiento muscular: al involucrar diversos grupos musculares, contribuye al fortalecimiento general del cuerpo.
- Mejora de la salud ósea: fortalece los huesos y previene la pérdida de densidad ósea.
Señales que deben tenerse en cuenta al correr
Aunque para muchos correr representa un momento de conexión, bienestar y cuidado de la salud, también es necesario reconocer las señales del cuerpo cuando requiere atención.
De acuerdo con los expertos, existen algunos síntomas de alerta que deben considerarse durante el entrenamiento. El doctor Mauricio Mejía, médico del deporte adscrito a Colsanitas, identifica cinco señales clave que no deben pasarse por alto:
Lesiones por sobrecarga
Cuando el dolor persiste después de correr y no desaparece con el descanso, puede tratarse de una lesión por sobrecarga. Las zonas más afectadas suelen ser rodillas, tobillos, caderas y pies. Entre las afecciones más comunes están la fascitis plantar, el síndrome de la banda iliotibial y las fracturas por estrés. Para reducir el riesgo, se recomienda un entrenamiento progresivo, el uso de calzado adecuado y la valoración médica ante las primeras molestias.
Señales del corazón
El dolor en el pecho, las palpitaciones irregulares o los mareos durante la práctica requieren atención médica inmediata. Aunque correr favorece la salud cardiovascular, también puede revelar condiciones no diagnosticadas, como arritmias o factores de riesgo. Realizar chequeos médicos antes de iniciar entrenamientos exigentes y monitorear el pulso durante la actividad ayuda a detectar irregularidades a tiempo.

Riesgo de deshidratación
La sed durante el ejercicio puede indicar deshidratación. Estudios muestran que una pérdida del 2 % del peso corporal por falta de líquidos afecta el rendimiento y la coordinación. La hidratación debe planearse antes, durante y después de correr, ajustando la cantidad de agua o bebidas con electrolitos según la duración, intensidad y condiciones climáticas.
Desbalance nutricional
Algunos corredores experimentan fatiga, mareos o bajo rendimiento pese a cumplir con su rutina de descanso y entrenamiento. Estas señales pueden estar relacionadas con niveles bajos de glucógeno, ayunos prolongados o deficiencias nutricionales. Mantener una alimentación equilibrada, con frutas, vegetales, proteínas y grasas saludables, es clave para sostener la energía.
Síndrome de sobreentrenamiento
El agotamiento constante, a pesar del descanso y una buena alimentación, puede indicar sobreentrenamiento. Este cuadro aparece cuando el cuerpo no dispone del tiempo necesario para recuperarse entre sesiones. Sus efectos incluyen disminución del rendimiento, alteraciones del ánimo, baja inmunidad y pérdida de energía. Detectarlo oportunamente permite prevenir lesiones y evitar interrupciones prolongadas en la actividad física.
“Cuando el atleta llega al sobreentrenamiento, lo único que puede hacerse es permitirle un descanso completo. Si la persona no es deportista profesional, debe recordar que el ejercicio forma parte de su vida, pero no la reemplaza”, concluye Mejía.