La Policía Nacional de España detuvo en el municipio de Molina de Segura, en la región de Murcia, a Lissette Ysabel Rojas Guevara, una mujer venezolana de 38 años reclamada por la justicia chilena por su presunta participación en la organización criminal Tren de Aragua, considerada una de las más violentas y expansivas de América Latina.
Según informó la Dirección General de la Policía española, Rojas Guevara se encargaba del lavado de activos provenientes de estafas y extorsiones cometidas por la estructura criminal en Chile. Las autoridades de ese país habían emitido una notificación roja de Interpol solicitando su localización y detención internacional.
De acuerdo con la investigación, la fugitiva facilitaba cuentas y tarjetas bancarias para recibir dinero ilícito, que luego era transferido a empresas de fachada controladas por el Tren de Aragua. En total, habría gestionado movimientos por más de 138 millones de dólares (unos 119 millones de euros).
Rojas Guevara huyó de Chile en julio de 2025, tras una amplia operación de la Policía de Investigaciones (PDI) que culminó con la captura de 52 miembros de la organización. Desde entonces, las autoridades chilenas advirtieron que la mujer podría haberse refugiado en territorio español.
A partir de esa alerta, la Policía Nacional española inició una investigación en coordinación con Interpol y la Policía chilena. Luego de varios meses de seguimiento, los agentes lograron ubicarla en Molina de Segura, donde se ocultaba bajo una identidad falsa. Fue arrestada el viernes 7 de noviembre, cuando salía de un inmueble que utilizaba como residencia.
Esta captura se produce apenas una semana después de que la Comisaría General de Información liderara la desarticulación de la primera célula del Tren de Aragua asentada en España, una operación desarrollada el 29 de octubre que dejó 13 detenidos en distintas ciudades: ocho en Barcelona, dos en Madrid y tres en Girona, A Coruña y Valencia.
El Tren de Aragua, surgido en las cárceles de Venezuela hace más de una década, se ha expandido a varios países de la región, como Colombia, Perú, Chile, Ecuador y ahora España, extendiendo sus actividades a la extorsión, trata de personas, narcotráfico y lavado de dinero. Su poder e influencia han despertado preocupación internacional, especialmente después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acusara públicamente a la banda de introducir fentanilo en territorio estadounidense.
Trump ha emprendido una “cruzada” contra el Tren de Aragua, que incluye operaciones militares contra embarcaciones vinculadas al grupo, en las que —según el propio mandatario— han muerto varios de sus integrantes.