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La confusión del debate presidencial francés mantiene el escenario de campaña

El socioliberal Emmanuel Macron y la líder ultraderechista Marine Le Pen mantienen sus puestos de favoritos para pasar a la segunda ronda de esos comicios.

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Miércoles, Abril 5, 2017 - 01:45
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AFP

La confusión por la configuración inédita anoche del debate presidencial francés, que por primera vez reunió a los once candidatos, no ha trastocado de forma significativa el escenario de la campaña ni está claro que haya servido para convencer a los muchos indecisos tentados por la abstención.

El socioliberal Emmanuel Macron y la líder ultraderechista Marine Le Pen mantienen sus puestos de favoritos para pasar a la segunda ronda de esos comicios el próximo 7 de mayo.

Según destacaron algunos de los grandes aspirantes al Elíseo o los portavoces que reaccionaron hoy a ese debate televisivo de casi cuatro horas, no contribuyó a cambiar el panorama la cacofonía entre voces muy variopintas que, por las reglas de igualdad de trato, tuvieron el mismo tiempo de palabra, aunque su representatividad sea mínima.

El candidato socialista, Benoît Hamon, reconoció en "France Culture" que hubo momentos "interesantes", pero consideró el ejercicio "frustrante" porque salió con la impresión de no haber podido tratar los temas en profundidad.

Luc Chatel, uno de los portavoces del líder conservador, François Fillon, destacó que la igualdad de palabra "siembra confusión" y que, más allá de poner cara a los aspirantes con bajas intenciones de voto, "escamotea" un debate de fondo.

En un momento en que se preludia un alto nivel de abstención, el programa no sirvió para ofrecer claridad de posiciones, añadió en "France Info".

En esa línea, Bruno Cautrès, responsable del Centro de Investigaciones Políticas de Sciences Po, afirmó en esa emisora que "los indecisos se quedaron con las ganas", y dudó de que se vaya a modificar la situación de su último sondeo, según el cual sólo un 66 % de los franceses tiene claro que votará, un porcentaje que no se ha movido en un mes.

Dado que en las últimas presidenciales de 2012 hubo un 20,5 % de abstencionistas en la primera vuelta y un 16 % en 2007, eso hace sospechar que en la primera ronda del próximo 23 de abril se registre un nivel récord.

En el recuerdo está el 28 % de los electores que no se acercaron a las urnas en 2002, lo que ayudó a que pasara a la segunda vuelta en detrimento del socialista Lionel Jospin el entonces presidente del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen (padre de Marine, la actual candidata ultraderechista), vencido finalmente por Jacques Chirac.

El hecho es que anoche hubo 6,3 millones de personas delante de sus televisores, cifra muy inferior a los más de 10 millones del primer debate el 20 de marzo, en el que únicamente participaron los considerados como los cinco grandes candidatos -Macron, Le Pen, Fillon, Jean-Luc Mélenchon y Hamon-.

De acuerdo con un sondeo realizado por Elabe inmediatamente después de la emisión, fue el líder de la izquierda radical, Mélenchon, quien resultó el más convincente para el 25 % de los telespectadores, seguido por Macron (21 %), que desde hace semanas es el favorito de las encuestas para convertirse en el próximo presidente de Francia.

Distanciados quedaron tanto el exprimer ministro conservador Fillon (15 %), como Le Pen (11 %) y Hamon (9 %).

Las investigaciones judiciales que persiguen a Fillon y a Le Pen les volvieron a pasar factura, sobre todo en forma de golpe de efecto que se marcó el candidato trostkista Philippe Poutou, que, saltándose las convenciones, habló de "políticos corruptos".

Poutou acusó a ambos de "meter la mano en la caja "y dijo que en el procedimiento en el que el líder conservador está imputado por haber atribuido con dinero público empleos supuestamente ficticios a su mujer y a dos de sus hijos "cuanto más se profundiza, más huele a corrupción".

El protagonismo que obtuvo a su costa este candidato del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), cuyas intenciones de voto hasta ahora se situaban por debajo del 1 %, podrían llevar a estos y a otros aspirantes a renunciar a un nuevo debate a once el 20 de abril, un proyecto cuestionado por su proximidad con la primera jornada de votación, tres días después.

Con información de EFE