La Casa Blanca es optimista en un acuerdo de cese en Gaza: Netanyahu y Trump se reunirán hoy
Estados Unidos preparó una propuesta de 21 puntos para poner fin a la guerra en Gaza

La inclusión de una conferencia de prensa conjunta en la reunión de este lunes entre el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado especulaciones de que la Casa Blanca podría anunciar la finalización del acuerdo para poner fin a la guerra en Gaza y garantizar la liberación de los 48 rehenes aún retenidos por Hamás y otros grupos armados.
Se trata del cuarto viaje de Netanyahu a Washington desde el regreso de Trump al poder en enero. El encuentro tiene como eje el plan de 21 puntos diseñado por la administración estadounidense, que busca un cese definitivo de las hostilidades, la creación de un mecanismo de gobierno de transición en Gaza y el regreso de los cautivos israelíes.
El domingo, el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, se reunió durante dos horas con Netanyahu en su hotel en Washington. A la cita también se sumó Jared Kushner, yerno del presidente. Según fuentes citadas por el medio The Times of Israel, Witkoff trató de arrancar un compromiso del primer ministro pese a sus reservas sobre el desarme de Hamás y el papel de la Autoridad Palestina (AP) en la administración de Gaza tras la guerra.
Mientras tanto, Hamás aseguró que no ha recibido ninguna propuesta formal. El dirigente Husam Badran declaró que “el fin de la guerra y la retirada de las fuerzas israelíes de Gaza son requisitos esenciales”, y rechazó categóricamente cualquier posibilidad de entregar sus armas: “Estas armas pertenecen a la resistencia palestina y al pueblo palestino… tenemos derecho a ejercer esa resistencia por cualquier medio posible”.
Estados Unidos ya ha logrado el respaldo preliminar de varios países árabes y musulmanes, que condicionan su apoyo a que la AP tenga un rol en la posguerra y a que el plan trace una vía hacia un eventual Estado palestino. No obstante, los cambios exigidos por Netanyahu —como limitar la influencia de Qatar en la gestión de Gaza y garantizar libertad de acción para las Fuerzas de Defensa de Israel— amenazan con erosionar ese frágil consenso regional.
Dentro de Israel, el plan también enfrenta resistencia. El ministro de Finanzas y líder del partido Sionismo Religioso, Bezalel Smotrich, estableció una lista de “líneas rojas”: la desmilitarización total de Hamás, la exclusión absoluta de la AP del gobierno de Gaza, la no mención de un Estado palestino y el rechazo al papel de Qatar. Smotrich incluso exigió la apertura de la frontera con Egipto para permitir la salida de gazatíes al extranjero, así como la consolidación de la soberanía israelí sobre Cisjordania. Ha advertido que, si se detiene la guerra sin cumplir estas condiciones, su partido podría abandonar la coalición, lo que pondría en riesgo la estabilidad del gobierno.
La discusión sobre la anexión de Cisjordania también sobrevuela la cita. Netanyahu se reunió con líderes de colonos antes de viajar a Washington, quienes le reclamaron un calendario para aplicar la soberanía israelí en el territorio. Sin embargo, Trump fue tajante: “No permitiré que Israel se anexe Cisjordania. No lo permitiré. No va a suceder”, declaró en la Casa Blanca.
A la presión diplomática se suma la de las familias de los cautivos. El Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas envió una carta a Trump en la que agradece sus esfuerzos y le pide que “se mantenga firme ante cualquier intento de sabotear el acuerdo”. El grupo acusó a Netanyahu de haber bloqueado propuestas anteriores de alto el fuego para mantener cohesionada a su coalición.
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“48 de nuestros seres queridos lo necesitan. Necesitamos que regresen a casa”, subraya la carta, que pone el foco en las víctimas del ataque del 7 de octubre de 2023, cuando Hamás mató a 1.200 personas y secuestró a 251.
En este contexto de tensiones cruzadas —entre Jerusalén y Washington, entre Israel y sus vecinos árabes, y dentro de la propia coalición israelí—, la reunión en la Casa Blanca se perfila como un punto de inflexión en el conflicto que ya supera los dos años.