La muerte de Alfredo Díaz, dirigente opositor y exgobernador de Nueva Esparta, volvió a encender las alarmas sobre la situación de los presos políticos en Venezuela y generó amplias reacciones internacionales.
Díaz falleció el sábado 6 de diciembre, tras permanecer más de un año recluido en El Helicoide, centro de detención denunciado reiteradamente como uno de los principales espacios de torturas en el país. Su muerte, confirmada por diversas figuras de la oposición, fue señalada como consecuencia directa de las condiciones extremas en las que permanecía.
El exalcalde metropolitano Antonio Ledezma fue uno de los primeros en pronunciarse, lamentando la partida de quien definió como un “servidor público ejemplar”.
La trayectoria de Alfredo Díaz
En un mensaje público, Ledezma destacó la labor de Díaz como alcalde y gobernador, y subrayó que su mayor aporte fue la defensa firme de los valores democráticos. También recordó que el opositor había solicitado atención médica por su deteriorado estado de salud, una asistencia que, según denunció, le fue negada.
“Sabían que requería atención urgente y aun así se la negaron. No fue una muerte natural, fue otra ejecución silenciosa del régimen”, afirmó Ledezma, responsabilizando directamente al gobierno de Nicolás Maduro.
“Sabían que requería atención urgente y aun así se la negaron. No fue una muerte natural, fue otra ejecución silenciosa del régimen”, afirmó el dirigente en tono contundente, señalando al Gobierno de Nicolás Maduro como responsable directo.
Respuesta de EE. UU.
Estados Unidos también reaccionó ante el fallecimiento del líder opositor. La Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado calificó el hecho como un recordatorio de la “naturaleza vil” del sistema chavista.
“La muerte del preso político venezolano Alfredo Díaz, detenido arbitrariamente en el centro de tortura de Maduro en El Helicoide, es otro recordatorio de la naturaleza vil del régimen criminal de Maduro”, señaló la entidad.
Tensión Caracas vs. Washington
El fallecimiento ocurre en un contexto marcado por el aumento de la represión contra figuras políticas, especialmente desde que Washington intensificó su presión sobre Caracas.
Tras las denuncias de fraude electoral que permitieron a Maduro mantenerse en el poder, organizaciones defensoras de derechos humanos han reportado un incremento de arrestos y persecuciones.
Mientras tanto, en el Caribe avanza un despliegue militar estadounidense, en paralelo con recientes acercamientos entre Donald Trump y Maduro para explorar una posible vía de diálogo que permita una transición política.