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Cómo enfrentar el cáncer y la adicción al alcohol: historias de fuerza y recuperación

La autora de Todo pasa para algo compartió en La FM cómo superó enfermedades y retos con aceptación.

Publicado:
Actualizado:
Miércoles, Octubre 1, 2025 - 16:39
Cómo enfrentar el cáncer y la adicción al alcohol historias de fuerza y recuperación
María Andrea Lara presentó en La FM su testimonio sobre el cáncer, la cirrosis y el valor de la aceptación.
Foto: Instagram @mariaandrealarab

La empresaria y escritora María Andrea Lara compartió en entrevista con La FM sus aprendizajes de vida narrados en el libro Todo pasa para algo. En la conversación relató cómo enfrentó el cáncer, la cirrosis, una experiencia en la cárcel, un divorcio y otros momentos que marcaron su historia, siempre desde la perspectiva de la aceptación.

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¿Qué significa la aceptación para María Andrea Lara?

Al iniciar, la autora destacó que aceptar las circunstancias ha sido esencial en cada etapa de su vida. “Cuando hay una aceptación, todo se pone diferente”, afirmó. Explicó que asumir sin resistencia las dificultades le permitió descubrir actitudes positivas y apoyarse en lo que llama su “poder superior”.

Cómo enfrentar el cáncer y la adicción al alcohol: historias de fuerza y recuperación

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Según Lara, cada experiencia estuvo acompañada de una conexión espiritual. Recordó que desde niña imaginaba conversaciones con Jesús. “Yo no sé, es mi íntimo amigo, mi partner. Siempre he tenido una relación muy cercana con él”, relató al describir cómo ese vínculo se convirtió en apoyo constante.

Respecto a su diagnóstico de cáncer, recordó que no fue sencillo. “Aceptarlo no fue fácil porque eran mis hijos. Cuando me dijeron: tienes dos años de vida, fue muy difícil”. Sin embargo, en medio del proceso decidió cambiar su actitud. “Yo hacía fiestas en mi casa en los días buenos de la quimioterapia, sacaba la mejor energía para mis amigos y para mí”.

La escritora también mencionó decisiones personales en su tratamiento. “No me hice la última quimioterapia porque sentía que me estaba matando”, dijo, aclarando que esa decisión correspondió solo a su experiencia personal. A partir de ese momento, planteó un cambio en su manera de ver la vida: “Me enseñó a portarme un poquito más mal, a disfrutar más, a valorar lo que tenía”.

La enfermedad también le permitió reflexionar sobre su historia familiar. Relató que el cáncer de seno coincidió con un cierre doloroso en su vida profesional y con la compleja relación con su madre. “Con ese cáncer como que dije, ya explotó todo, ya salió de mi cuerpo”.

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¿Cuál fue el papel de las amigas en los momentos difíciles?

En la entrevista, Lara subrayó la relevancia de las redes de apoyo. “Es muy importante el papel de las amigas”, señaló, incluyendo a su hermana y a sus primas dentro de ese círculo. Contó que durante el cáncer prefería estar sola con la empleada, pero fueron sus amigas quienes asumieron tareas cotidianas, como cuidar de sus hijos o acompañarla con música y conversaciones.

Después del cáncer llegó la cirrosis, una situación que definió como un llamado definitivo a replantear su relación con el alcohol. “Me desmayé tomando una copa de vino y me desperté tres meses después en una clínica”, recordó. Allí, médicos le advirtieron que su hígado no funcionaba. A pesar de ese pronóstico, sobrevivió. “Yo aprendí ahí que las cosas pasan para algo. Ese cáncer pasó para que yo no siguiera siendo una borracha”.

En ese proceso, las amigas nuevamente cumplieron un rol clave. Narró que una de ellas le organizó una fiesta de despedida en Miami para ayudarla, pero su estado la llevó a reaccionar con desinterés. “Ella me dijo después: no te lo perdono, estás muy mal”, confesó. Ese episodio la llevó a reflexionar sobre la necesidad de buscar ayuda espiritual y médica.

La escritora expresó que pidió orientación a su fe. “Le dije a Jesús: ayúdame, pero a mi manera. No me mandes a un centro de rehabilitación”. Con el tiempo, aceptó que debía seguir un camino distinto. “Él me mostró que sí debía pasar por psiquiatras, por alcohólicos anónimos y por un hospital. Entendí que tenía que seguir su camino”.

El apoyo de su familia también estuvo presente. Destacó que su exesposo y sus hijos se mantuvieron cerca durante la etapa de la cirrosis. “Todo el tiempo, él no me abandonó en ningún momento”, afirmó.

Otro aprendizaje llegó con la experiencia en la cárcel, que la obligó a confrontar sus actos y pedir perdón. “Aprendí a bajarle la cabeza y decir: perdón, esto no se hace, tengo que seguir las leyes de este país. A un policía no se le pega”, reconoció.

El tema del perdón atraviesa varias de sus reflexiones. Mencionó que lo practicó con su madre, con sus hijos, con su exesposo e incluso con el policía involucrado en el episodio que la llevó a prisión. “Después de pedirle perdón entendí muchísimas cosas y ahí cambié mi manera de ser”.

En la conversación, también respondió preguntas de oyentes. Ante la inquietud de cómo entender que todo pasa por algo y no quedarse en el “por qué a mí”, aseguró: “Dios siempre se acuerda de ti. Háblale un ratico, oye música, baila, sácale las cosas buenas”.

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Sobre las señales, relató que muchas veces se manifiestan de manera discreta. “Darse cuenta de esas señales es como pasar un examen de química, es difícil, pero aparecen”. Explicó que, en su caso, se trató de situaciones inesperadas que le confirmaban decisiones necesarias, como cuando llegó a una reunión de alcohólicos anónimos vacía y comprendió que debía insistir en otro tipo de apoyo.

Al final, insistió en que cada experiencia le permitió fortalecer la aceptación. “Es muy importante esa aceptación, muy importante”, concluyó.

Fuente:
Este contenido fue escrito y producido por una inteligencia artificial bajo supervisión y curaduría de un periodista de La FM, Karen Castañeda.