Tras una reunión en Neiva, el presidente ecuatoriano del Club Atlético Huila, Maruan David, entregó la marca Atlético Huila al empresario huilense Felipe Olave, quedando esta en casa.
La decisión se da luego de un mes del comunicado en el que se hacía oficial el traslado del equipo al Valle del Cauca.
La historia reciente del Atlético Huila ha estado atravesada por dificultades profundas. Todo se remonta a lo ocurrido hace cerca de una década en el estadio Guillermo Plazas Alcid, cuando, durante una obra de remodelación, colapsó la tribuna occidental, dejando víctimas fatales y una herida abierta en la memoria colectiva de Neiva.
Desde entonces, el escenario deportivo enfrentó una cadena de problemas técnicos, jurídicos y estructurales que derivaron, primero, en la imposibilidad de recibir público y, posteriormente, en su cierre total para cualquier tipo de actividad futbolística. Esta situación dejó al club sin casa y sin condiciones mínimas para competir.
Ante la imposibilidad de jugar en Neiva, los entonces propietarios del equipo tomaron la decisión de trasladar su localía a Ibagué para finalizar una temporada y, posteriormente, mudar definitivamente la institución al Valle del Cauca, cambiando su nombre a Independiente Jumbo.
Una decisión comprensible desde lo operativo y financiero, pero que significó para el Huila la pérdida de uno de sus principales símbolos deportivos.
«Al conocer que el nombre Atlético Huila dejaría de utilizarse en el departamento, inicié conversaciones con los dueños del club para evitar que la marca, cargada de historia, emociones y sentido de pertenencia, se fuera definitivamente del territorio huilense», indicó Felipe Olave.
Tras varios meses de diálogo, las partes llegaron a un acuerdo que hoy permite afirmar que el nombre Atlético Huila seguirá perteneciendo al Huila.
Pero esta decisión no se queda únicamente en la conservación de una marca. Olave explicó que «este paso hace parte de una visión más amplia: la construcción de un nuevo estadio de fútbol para Neiva, completamente privado», agregó.
El empresario aseguró que ya cuenta con el terreno, el concepto y la estrategia para desarrollar un escenario moderno, con capacidad aproximada para 15.000 espectadores, acorde con las exigencias del fútbol profesional colombiano y viable desde el punto de vista financiero.
«La propuesta apunta a que, una vez se logren los permisos para la construcción, Neiva cuente con un nuevo estadio. Paralelamente, he realizado conversaciones para adquirir la ficha de un club profesional, lo que permitiría que, en cerca de dos años, el Atlético Huila vuelva a competir oficialmente y a jugar como local en la capital huilense», puntualizó.
Por otra parte, el empresario considera que Neiva atraviesa un momento de desánimo colectivo, acentuado por la ausencia de su equipo y por la imagen de un estadio abandonado que se convirtió en símbolo de frustración, corrupción y fracaso institucional.
Olave fue enfático en señalar que este no es un proyecto individual. Hizo un llamado a la voluntad política de los gobernantes, al respaldo del sector empresarial y al acompañamiento decidido de los hinchas.
Insistió en que solo a través del trabajo conjunto será posible materializar el sueño de un nuevo estadio y del regreso del Atlético Huila al profesionalismo.
Finalmente, descartó la viabilidad de que un equipo profesional juegue de manera estable en municipios distintos a Neiva, argumentando razones logísticas, deportivas y financieras.
Para él, la solución real pasa por construir un escenario adecuado en la capital y devolverle a la ciudad un equipo que represente a toda la región. Conservar el nombre Atlético Huila, concluyó, es el primer paso para volver a creer.