García Márquez regresa a su tierra en un festival que revive la magia de su obra literaria
Aracataca,cuna de inspiración del Nobel, abrió sus calles, casas y plazas para recibir a artistas, escritores, cineastas, cocineros y niños.

Durante el fin de semana, las calles polvorientas y calurosas de Aracataca se llenaron de literatura, música, aromas de comida tradicional y conversaciones en torno al nombre y el legado de Gabriel García Márquez.
A solo meses de que se cumplan cien años de su nacimiento, el municipio celebró el primer Festival Macondo de Colombia, un homenaje vivo al Nobel que convirtió esta tierra en el centro del universo literario del realismo mágico.
El evento, que reunió a 65 artistas, colectivos culturales y cientos de visitantes, ofreció una programación gratuita y diversa, pensada para públicos de todas las edades. Las actividades comenzaron con un recorrido guiado por la comunidad indígena Arhuaca, marcando el tono simbólico y espiritual del festival.
Desde ahí, se abrieron múltiples espacios que conectaron la obra de Gabo con la identidad cultural del territorio.
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Una de las rutas más visitadas fue la Casa Museo Gabriel García Márquez, donde la infancia del escritor cobra forma entre objetos, fotos y recuerdos que inspiran todavía a nuevas generaciones.
También hubo visitas a la estación del tren —símbolo de progreso y nostalgia en Cien años de soledad— y a la Casa del Telegrafista, donde alguna vez trabajó su padre.
Charlas literarias abordaron temas poco explorados por el público general, como la medicina y la enfermedad en la obra de Gabo, o el papel de la gastronomía como lenguaje emocional a través de personajes como Úrsula Iguarán.
Al mismo tiempo, niños y niñas participaban en talleres de cartografía imaginaria y concursos de cuento, sembrando desde ahora nuevas semillas de imaginación.
El cine también tuvo su espacio con la proyección de cortometrajes sobre el legado del autor, películas inspiradas en el realismo mágico, cine foros y funciones permanentes en la Biblioteca Remedios la Bella, que sirvió como epicentro cultural del evento.
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Uno de los momentos más emotivos fue el conversatorio “Las mujeres que inventan mundos”, dedicado al papel femenino dentro del realismo mágico, donde escritoras, docentes y gestoras culturales hablaron de la otra mitad del universo cataquero que habitó Gabo: el de las mujeres sabias, fuertes y narradoras silenciosas.
El Festival Macondo fue organizado por la Gobernación del Magdalena, el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, la Fundación Pares y otras organizaciones sociales y culturales.
Más allá de su programación, el evento se enmarca en una estrategia de mediano plazo que busca posicionar a Aracataca como un destino cultural y literario de talla mundial.
Pero más que un plan turístico o un acto institucional, lo que se vivió fue una conexión genuina entre la gente y la memoria de Gabo. Porque, como él mismo escribió, “la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.