Así fue como el colombiano Jorge Ángel cruzó el Canal de la Mancha en 10 horas y 57 minutos
El nadador relató cómo fue su proceso de preparación para lograr la distancia.

Jorge Ángel, colombiano de 58 años, se convirtió en el segundo nadador del país en completar el cruce del Canal de la Mancha, una travesía que realizó en 10 horas y 57 minutos. En entrevista con La FM relató cómo fue la experiencia, la distancia real que recorrió y la preparación que requirió para alcanzar este logro.
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¿Cuál es la verdadera distancia del Canal de la Mancha?
Consultado sobre la longitud del trayecto, Ángel explicó que en línea recta son “21 millas, que son 32 km”. Sin embargo, aclaró que nunca se puede nadar de esa manera debido a las corrientes y vientos. “Casi siempre los nadadores terminamos nadando entre 40 y hasta 50 km dependiendo de la velocidad del nadador y qué tan fuertes estén las corrientes”, indicó.
El cruce lo inició el 5 de septiembre a las 10:15 de la noche. Sobre las primeras horas comentó: “Fueron muy difíciles porque las condiciones no eran ideales”. Señaló que, aunque el capitán les advirtió de las olas, tomaron la decisión de seguir adelante. “Las primeras tres horas fueron muy duras porque había muchísimo oleaje y estaba completamente oscuro”, añadió. Posteriormente, las condiciones mejoraron, pero en las últimas tres horas volvió a enfrentar viento y oleaje al acercarse a Francia.
¿Cómo fue la preparación física y mental para la travesía?
Ángel explicó que compagina el deporte con su trabajo y responsabilidades familiares. “Yo tengo un trabajo de tiempo completo, tengo dos hijos en la universidad”, señaló. Para entrenar, se levanta a las 4:30 a.m. y nada una hora y media casi todos los días. Con miras a esta prueba, aumentó las sesiones los fines de semana en el mar de San Francisco. “Durante 8 meses adapté mi cuerpo al agua fría”, dijo, destacando que logró cumplir con el requisito de nadar seis horas en agua de menos de 15 grados Celsius.
En cuanto a la alimentación durante la prueba, describió un plan establecido por la organización que supervisa el cruce. “Después de la primera hora recibí una taza y media de agua y luego cada media hora un líquido con carbohidratos, aminoácidos y electrolitos”, explicó. Esto permitió evitar calambres y mantener la energía hasta el final de la travesía.
Respecto al momento en que divisó la costa francesa, Ángel expresó: “Sentí mucha alegría porque ya sabía que iba a llegar”. Relató que cuando vio al equipo preparar un bote pequeño para acercarlo a la playa entendió que estaba a punto de culminar el recorrido. “Levanté la cabeza, vi la costa francesa a unos 100 metros y la adre