La Aeronáutica Civil registró en un informe interno el incidente ocurrido el 21 de julio en la torre de control del aeropuerto El Dorado, donde un joven de 18 años ingresó sin autorización y participó en comunicaciones dirigidas a vuelos comerciales.
El joven permaneció en la sala operativa durante una hora y 24 minutos, periodo en el que intervino en la coordinación de 43 operaciones aéreas, incluyendo aproximaciones, despegues y rodajes. El documento señala que el ingreso se produjo sin la aplicación de los procedimientos establecidos para controlar y restringir el acceso a áreas críticas del aeropuerto.
El informe interno detalla que el joven logró entrar a la torre sin verificación de identidad ni cumplimiento de los filtros de seguridad exigidos. En su momento, la Aerocivil clasificó lo ocurrido como una “falla activa tipo violación”, la categoría más grave de su sistema de seguridad operacional por tratarse de una trasgresión directa a normas esenciales del control del tráfico aéreo.
El contenido del documento fue dado a conocer inicialmente por Red+ Noticias, lo que permitió exponer la magnitud del riesgo, ya que el joven involucrado no contaba con licencia ni formación técnica. A pesar de las revelaciones hechas por Red+, la Aerocivil aseguró que no se pronunciará sobre este caso por el momento.
El informe de la Aeronáutica Civil
El informe advierte que la intervención del joven en las comunicaciones pudo generar confusiones entre las aeronaves que operaban en ese momento, al no estar autorizado para emitir instrucciones. El episodio dejó en evidencia vulnerabilidades en los protocolos internos, especialmente en la supervisión del personal y en los mecanismos de control de acceso a instalaciones sensibles.
Aunque no se reportó un incidente de seguridad asociado a estas comunicaciones, el caso mostró la necesidad de reforzar medidas para proteger la operación aérea en un aeropuerto de alta congestión como El Dorado.
De forma paralela, se abrió juicio disciplinario contra los cinco funcionarios de la Aerocivil por su presunta relación con lo ocurrido.
La investigación involucra an Antonio Díaz y Mauricio Ferrer, controladores de tránsito aéreo grado nueve, y Carlos Andrés Chavarro Santana, padre del menor, controlador grado quince. Según la indagación preliminar, habrían permitido el ingreso del joven o no habrían ejercido la vigilancia necesaria para impedirlo. El proceso disciplinario se centra en determinar si existieron omisiones en el cumplimiento de los protocolos de seguridad y si el personal actuó según los procedimientos establecidos.
La entidad competente revisa documentos, registros operativos y testimonios aportados por la Aerocivil para establecer el grado de responsabilidad de cada funcionario. Esta etapa busca esclarecer si hubo fallas en la supervisión, en el control de ingreso o en la respuesta institucional frente al acceso no autorizado.
La investigación continúa en desarrollo, mientras se mantienen las revisiones internas de procesos y procedimientos que podrían derivar en nuevas medidas administrativas.