La reciente cabalgata de San Gil (Santander), que debería haber sido una celebración festiva, se tornó en una escena de dolor y crueldad al registrarse la muerte de un caballo.
Este triste acontecimiento ha levantado una ola de indignación entre los ciudadanos y defensores de los derechos de los animales, quienes denuncian que el animal fue forzado a participar en el evento a pesar de estar enfermo.
El momento en que el caballo colapsó y quedó tendido a un costado de la carretera fue grabado en video, lo que ha avivado aún más el clamor por justicia.
Camilo Machado, concejal de Bucaramanga y activista animalista, expresó su repudio al señalar que el animal fue llevado al límite de su resistencia en un ambiente marcado por el abuso y el consumo excesivo de alcohol.
La situación también generó reacciones de figuras políticas como el diputado Danovis Lozano, quien exigió una investigación exhaustiva por parte de la Fiscalía General de la Nación.
Lozano ha denunciado repetidamente el maltrato animal en estos eventos y ha solicitado a la Procuraduría General que tome medidas disciplinarias contra el alcalde de San Gil.
“La presión social está en aumento y muchos esperan que se tomen acciones concretas para evitar que situaciones similares se repitan”, dijo.
La muerte de este caballo no es un caso aislado; en lo que va del año ya se han reportado otros incidentes de caballos fallecidos en cabalgatas en Santander.
Este patrón recurrente ha llevado a un debate sobre la viabilidad de continuar con estas prácticas, ya que, según denuncias, cientos de caballos han resultado heridos en estas celebraciones.
El evento no solo estuvo marcado por la tragedia del caballo, sino también por el descontrol entre los asistentes, donde se registraron peleas y un ambiente de desorden.
Esto ha llevado a muchos a cuestionar la falta de regulación y supervisión en eventos de esta naturaleza, que deberían priorizar el bienestar de los animales.
La comunidad está demandando un cambio radical en la forma en que se organizan y celebran las cabalgatas. La preocupación por el bienestar animal debe convertirse en una prioridad, y es imperativo que las autoridades actúen para proteger a estos seres vivos de situaciones de abuso y sufrimiento.