Con motivo de las celebraciones de Halloween, las autoridades sanitarias hicieron un llamado a los padres de familia y cuidadores para que extremen las precauciones al momento de recibir y consumir dulces, con el fin de prevenir posibles casos de intoxicación por productos adulterados, vencidos o sin registro sanitario.
De acuerdo con expertos, el primer paso es verificar que todos los dulces conserven su empaque original y se encuentren debidamente sellados.
Los productos sin envoltura, abiertos o con signos de manipulación deben ser descartados de inmediato, ya que no se puede garantizar su procedencia ni las condiciones de higiene con las que fueron preparados.
En diálogo con La Fm, Diana Sandoval, experta en Salud Pública de la Universidad Manuela Beltrán, señaló que se debe revisar cuidadosamente la apariencia del dulce, prestando atención a su color, textura y olor. La especialista señaló que un producto con tonalidades inusuales, manchas, humedad o con un aroma diferente al habitual, puede ser un indicio de contaminación o descomposición.
También insistió en que los padres deben comprobar la fecha de vencimiento. Si el empaque no la muestra de forma visible o el número está alterado, el dulce no debe consumirse. Igualmente, se advierte sobre productos importados sin etiquetas en español o sin número de registro sanitario, los cuales pueden ingresar al país sin los debidos controles de calidad.
Otra medida preventiva es verificar el registro sanitario del Invima, o la entidad correspondiente, que garantiza que el producto ha sido autorizado para su venta. Los dulces que carezcan de esta información, o que presenten códigos falsos o ilegibles, representan un riesgo para la salud.
Las autoridades recomiendan además dar prioridad a marcas reconocidas y compradas en establecimientos formales, evitando las compras callejeras o a vendedores informales. En caso de que los adultos repartan dulces, se sugiere adquirirlos en tiendas confiables y revisar los empaques antes de entregarlos a los niños.
Finalmente, los expertos insisten en que ante síntomas como náuseas, vómito, dolor abdominal o mareo tras ingerir dulces, se debe acudir de inmediato a un centro médico y conservar una muestra del producto sospechoso para su análisis.
¿Cuántos dulces debe consumir un niño?
De acuerdo con Diana Sandoval, una de las claves para disfrutar de Halloween sin riesgos, es no salir con el estómago vacío. “Si los niños comen antes de salir, es menos probable que se excedan con los dulces o los consuman de golpe. Lo ideal es ofrecerles una comida equilibrada que incluya proteínas, vegetales y carbohidratos complejos”, señaló.
Entre las opciones recomendadas se encuentran una arepa con huevo y aguacate, un arroz con pollo y verduras o una ensalada con queso y fruta natural, platos que aportan energía sostenida y ayudan a reducir la ansiedad por el azúcar.
Además, es importante que los niños tomen suficiente agua antes y durante la actividad, ya que la deshidratación leve puede confundirse con hambre, aumentando la tentación de consumir más dulces.
Cuánto azúcar es seguro y cómo manejar el exceso
Las guías internacionales establecen que el consumo de azúcares libres o añadidos no debería superar el 10 % de la ingesta calórica diaria, siendo el 5 % lo ideal. Esto equivale a entre 30 y 50 gramos de azúcar al día, dependiendo de la edad.
Al finalizar la recolección, los expertos recomiendan no permitir que los niños consuman todos los dulces de inmediato. “Lo ideal es clasificar los dulces y repartirlos en pequeñas porciones para los días siguientes”, sugirió la experta.
También se aconseja lavarse los dientes o enjuagarse con agua después del consumo, y ofrecer leche, fruta o frutos secos naturales, para equilibrar el exceso de azúcar.
El abuso de dulces que combinan azúcar, colorantes y grasas puede causar dolor abdominal, náuseas, gases o diarrea. Estos síntomas suelen ser pasajeros, pero se debe consultar al médico si hay vómitos persistentes, dolor intenso, fiebre, deshidratación o decaimiento prolongado.
En algunos casos, el exceso de azúcar puede alterar el metabolismo o descompensar a niños con enfermedades de base, por lo que la vigilancia es esencial.
 
    
         
    
 
    
 
    
 
    
								
							 
    
								
							 
    
								
							 
    
								
							 
    
								
							 
    
								
							 
    
								
							 
    
								
							 
    
								
							