Las llantas del vehículo suelen pasar desapercibidas hasta que ocurre un susto en la vía. Sin embargo, son uno de los elementos más importantes para la seguridad, ya que son el único punto de contacto entre el automóvil y el asfalto. Circular con llantas en mal estado puede afectar el frenado, la estabilidad y la respuesta del vehículo ante cualquier maniobra inesperada.
Muchas personas creen que el cambio de llantas solo depende del kilometraje, pero en la práctica hay señales visibles y audibles que alertan sobre un desgaste peligroso. Identificarlas a tiempo permite evitar accidentes, reducir el consumo de combustible y prolongar la vida útil de otros componentes del vehículo, como la suspensión o la dirección.
Antes de pensar en revisiones técnicas complejas, basta con observar y sentir cómo responde el carro al conducir. Vibraciones inusuales, pérdida de agarre en superficies mojadas o ruidos extraños pueden ser avisos tempranos. A continuación, se explican paso a paso las cinco señales más claras que indican la necesidad de cambiar las llantas del vehículo.

Desgaste de la banda de rodamiento en las llantas
La banda de rodamiento es la parte de la llanta que está en contacto directo con la carretera. Cuando su dibujo se ve muy liso o poco profundo, el agarre disminuye notablemente, sobre todo en pavimento mojado. Una llanta desgastada aumenta la distancia de frenado y eleva el riesgo de deslizamientos. Si los indicadores de desgaste ya están al mismo nivel del dibujo, el cambio es urgente.
Grietas visibles en los costados de las llantas
Con el paso del tiempo, el caucho pierde flexibilidad y comienza a cuartearse. Las grietas en las paredes laterales de las llantas indican envejecimiento del material. Aunque algunas parezcan superficiales, pueden debilitar la estructura interna y provocar fallas repentinas, especialmente a altas velocidades o con el vehículo cargado.
Burbujas o deformaciones en la llanta
Las protuberancias, también conocidas como chipotes, suelen aparecer tras golpes fuertes contra huecos o bordillos. Estas burbujas evidencian daños internos y representan un alto riesgo de reventón. Una llanta con deformaciones no debe repararse ni seguir en uso; lo más seguro es reemplazarla de inmediato.
Desgaste irregular en las llantas del vehículo
Cuando una llanta se desgasta más por un lado o presenta zonas muy marcadas, suele ser señal de problemas de alineación, balanceo o presión incorrecta. Este tipo de desgaste reduce la estabilidad del vehículo y acorta la vida útil de las llantas. Una revisión mecánica oportuna evita que el problema se repita tras el cambio.

Caducidad y antigüedad de las llantas
Aunque una llanta tenga buen dibujo, su edad también importa. El caucho se deteriora con los años. En el costado se encuentra un código de cuatro dígitos que indica la semana y el año de fabricación. Llantas con varios años de antigüedad pueden perder seguridad, incluso si se usan poco.
Recomendaciones de seguridad
Para reducir riesgos en la vía, se recomienda revisar las llantas del vehículo al menos una vez al mes y antes de viajes largos, prestando atención a su presión, apariencia general y respuesta al conducir. Mantener la presión indicada por el fabricante ayuda a evitar desgastes irregulares y mejora el consumo de combustible. También es clave no sobrecargar el automóvil, ya que el exceso de peso acelera el deterioro del caucho y aumenta la probabilidad de fallas.
Por otro lado, es importante evitar golpes contra huecos, separadores y bordillos contribuye a conservar la estructura interna de las llantas. Ante vibraciones constantes, pérdida de estabilidad o ruidos inusuales, lo más prudente es acudir a un mecánico de confianza o a un centro especializado para una revisión completa. Retrasar el cambio de llantas en mal estado no solo pone en riesgo a los ocupantes del vehículo, sino también a otros actores de la vía, por lo que la prevención sigue siendo la mejor medida de seguridad.