La comunidad científica vuelve a centrar su atención en las interfaces cerebro-máquina, gracias a un desarrollo de la Universidad de Columbia que podría abrir un nuevo capítulo en el tratamiento de la parálisis, la ceguera y trastornos como la epilepsia. Aunque aún está en etapa preclínica, este chip inalámbrico se perfila como una de las innovaciones más prometedoras frente a los retos de la neurociencia moderna.
Un dispositivo que se coloca sin abrir el cerebro
El chip, comparable en intención a los sistemas impulsados por empresas como Neuralink, fue construido sobre una lámina de silicio extremadamente delgada. Su diseño permite que se ubique bajo la duramadre, la capa protectora del cerebro, mediante una pequeña incisión en el cráneo, evitando perforar el tejido cerebral. Esta característica reduce la reacción de los tejidos y mejora la durabilidad del implante.
Al funcionar sin cables internos y alimentarse de manera inalámbrica, el dispositivo se comunica con una estación externa que recibe en tiempo real las señales registradas. Los investigadores explican que, desde esta posición, el chip puede captar patrones eléctricos del cerebro sin necesidad de penetrarlo, algo clave para disminuir riesgos y obtener lecturas estables.

Miles de electrodos para leer el cerebro en detalle
Uno de los aspectos más llamativos del sistema es la cantidad de electrodos que incorpora: más de 60.000 puntos de contacto distribuidos para registrar actividad neuronal con una precisión que los científicos describen como 'alta resolución espaciotemporal'.
Esto significa que el chip no solo detecta dónde ocurre una señal, sino también el momento exacto en el que surge. Según el artículo publicado en Nature, esta capacidad permitió observar procesos asociados al tacto, al movimiento y a la visión en animales, una ventaja importante para entender cómo se originan ciertas discapacidades neurológicas.
Además, el sistema puede seleccionar hasta 1.024 canales simultáneos para grabar y analizar información al instante. Los algoritmos incorporados permiten interpretar movimientos, percepciones e incluso la intención del sujeto en tiempo real, un avance fundamental para futuras terapias y prótesis guiadas por la mente.

Pruebas en animales brindan resultados alentadores
Las primeras evaluaciones se realizaron en cerdos y primates no humanos. En estos ensayos, el chip permaneció activo hasta dos semanas en cerdos y dos meses en primates, manteniendo lecturas consistentes en áreas claves como la corteza motora y visual.
Los resultados fueron lo suficientemente sólidos como para que el equipo ya esté buscando financiación destinada a iniciar estudios en humanos. El objetivo a mediano plazo es avanzar hacia tratamientos más precisos para la parálisis, la epilepsia, la ceguera y otras afecciones que dependen de la lectura directa de la actividad neuronal.
Este tipo de tecnologías marca un camino hacia terapias más personalizadas, prótesis controladas con la mente y herramientas para comprender mejor las enfermedades neurológicas que hoy siguen siendo un gran desafío.