Qué es el burnout en las mujeres: cómo identificarlo, prevenirlo y actuar a tiempo
Aunque muchas mujeres lo han normalizado en su rutina, este síndrome no debería pasar por desapercibido.

El burnout femenino se ha convertido en una realidad silenciosa que afecta a un número creciente de colombianas.
Este síndrome, también conocido como agotamiento emocional crónico, va más allá del entorno laboral: muchas mujeres lo experimentan en el hogar, en sus relaciones personales y en las múltiples exigencias que la sociedad impone sobre su rol.
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La fatiga constante, la falta de motivación, el insomnio y la percepción de que ningún esfuerzo es suficiente son algunas señales de alarma que no deben ignorarse.

¿Qué es el Burnout?
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el burnout como un fenómeno relacionado con el trabajo, en Colombia su impacto se extiende a otros ámbitos.
El desgaste emocional también surge en las tareas de cuidado, en la sobrecarga mental y en la presión por cumplir diversos roles simultáneamente. Por otro lado, el esfuerzo invisible que muchas mujeres hacen para estar disponibles emocionalmente y cumplir expectativas múltiples suele pasar desapercibido.
“El desgaste emocional femenino no solo surge en el trabajo formal. También se produce en el esfuerzo invisible del día a día: estar disponibles emocionalmente para otros y cumplir con múltiples expectativas al mismo tiempo”, señaló Laura Manosalva, docente del programa de Psicología de Areandina sede Bogotá.
¿Cómo se evidencia el burnout?
El síndrome de burnout en mujeres se desarrolla de forma progresiva y generalmente sigue tres etapas:
- Sobrecarga constante: acumulación de tareas, largas jornadas y presión por mantener un alto rendimiento tanto en el ámbito laboral como doméstico.
- Agotamiento emocional: sensación de cansancio extremo que no se alivia con el descanso, acompañada de desconexión del entorno.
- Percepción de ineficacia: creencia de que los esfuerzos son insuficientes o carecen de sentido, lo que genera frustración y desmotivación.
Estas fases son comunes entre mujeres que deben cumplir simultáneamente funciones como madres, profesionales, cuidadoras y parejas, sin contar con tiempo real para su recuperación personal.
¿Cuáles son las cifras que evidencian el impacto del burnout en mujeres colombianas?
Estudios recientes confirman que el agotamiento emocional femenino es una problemática creciente en el país. Según el Burnout Index 2024, el 70 % de las colombianas finaliza su jornada sin energía física ni emocional.
Por su parte, el DANE reporta que el 44,5 % identifica el hogar como el principal detonante de sus problemas de salud mental. Además, el 48,8 % de las mujeres dedica buena parte de su tiempo a labores del hogar, frente a solo el 14,7 % de los hombres, lo que refleja una carga inequitativa.
Cambios hormonales como los relacionados con la menstruación, el embarazo, el posparto o la menopausia, junto a la autoexigencia constante y la estigmatización emocional, agravan esta situación. En muchos casos, las mujeres sienten que deben reprimir su malestar por miedo a ser vistas como débiles.
“Muchas viven en piloto automático, sin notar cómo su cuerpo y mente piden auxilio. Es fundamental aprender a identificar señales como el insomnio, la apatía, la irritabilidad y la sensación de no poder con todo”, advirtió Manosalva.
Consecuencias del burnout
El estrés laboral y el estrés crónico en mujeres son otros factores que potencian este síndrome. Informes recientes indican que el 80 % de los trabajadores en Colombia ha sufrido altos niveles de estrés laboral, y que el 62 % de la población convive con estrés crónico.
Las mujeres, debido a su sobrecarga de responsabilidades y falta de apoyo estructural, son las más afectadas.
“El autocuidado es necesario, pero no suficiente. No se puede seguir pidiendo a las mujeres que se sanen en su tiempo libre de las heridas causadas por un sistema que exige demasiado. La solución debe ser colectiva”, explicó la docente de Areandina.

¿Cómo prevenir el burnout femenino? Acciones clave
A pesar del origen estructural del burnout emocional en mujeres, existen medidas prácticas que pueden mitigar su impacto:
- Reconocer las señales: prestar atención a síntomas como fatiga persistente, insomnio, tristeza o irritabilidad permite actuar a tiempo.
- Establecer límites saludables: aprender a decir no, delegar tareas y organizar el tiempo ayuda a reducir la sobrecarga.
- Priorizar el descanso: dormir adecuadamente, desconectarse de dispositivos y reservar espacios para el ocio son fundamentales.
- Fortalecer redes de apoyo: compartir emociones con personas de confianza y mantener vínculos comunitarios disminuye el aislamiento emocional.
- Buscar ayuda profesional: la orientación psicológica permite identificar patrones de autoexigencia y recuperar el equilibrio mental.
- También es significativo revisar el entorno personal: redistribuir las tareas del hogar, renegociar tiempos laborales y evaluar relaciones que perpetúan el desgaste puede marcar una diferencia significativa.

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El burnout no es el resultado de una falla individual, sino la consecuencia de un sistema que impone más responsabilidades de las que permite asumir. Para las mujeres, enfrentar este agotamiento no debería convertirse en otra carga, sino en una oportunidad para transformar la forma en que se valora el cuidado y el bienestar mental.
“El agotamiento no significa que una mujer no es lo suficientemente fuerte. Significa que ha sido demasiado fuerte por demasiado tiempo sin apoyo”, concluyó Manosalva.
Abordar el burnout femenino exige más que estrategias individuales. Requiere políticas laborales justas, entornos empáticos, relaciones equitativas y un compromiso social con el bienestar de quienes históricamente han sostenido el tejido de la vida cotidiana.