El ministro de Transporte, William Camargo, renunció a la junta de la empresa Metro y lo hizo para no estar ahí en la aprobación de la segunda línea del metro.
Según dicen, se cansó de que siempre lo derrotaran y de que la alcaldesa no le hiciera caso, pues es la que preside la junta desde la creación de la empresa y no la ha soltado para tener control.
El ministro estaba en un sandwich: le reclamaba el presidente Petro y en la junta no podía maniobrar, decidió que mejor se iba.