La corta y controvertida presencia de Germán Trejo en el Gobierno del presidente Gustavo Petro terminó antes de comenzar formalmente.
El estratega, quien había llegado como el 'zar de comunicación política' para rediseñar la manera en que se transmiten los mensajes del jefe de Estado, salió del Ejecutivo en medio de denuncias por presuntas estafas y cuestionamientos a su gestión.
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Trejo aterrizó en la Casa de Nariño en un momento crítico: el presidente se había quejado públicamente de que “no fluía la comunicación” y buscaba una figura capaz de organizar el mensaje y reforzar la narrativa presidencial.
Su propuesta era ambiciosa: centralizar la estrategia comunicacional, amplificar las intervenciones de Petro y coordinar las dependencias bajo un mismo discurso institucional.
Sin embargo, su paso por el Gobierno duró apenas unos días. Su estilo “invasivo” y la manera en que asumió el control de ciertos procesos internos generaron resistencia entre equipos de prensa y funcionarios de varias entidades, por lo que fue removido como asesor de comunicaciones.
Uno de los puntos más delicados fue su injerencia sobre la plataforma SAMI, el sistema a través del cual se autorizan las campañas publicitarias de las entidades del orden nacional. De facto, el consultor había empezado a decidir qué proyectos comunicacionales recibían pauta estatal y cuáles no, lo que levantó alertas dentro del propio Dapre.
A esas tensiones internas se sumaron graves denuncias externas. En distintos países de Latinoamérica, varios clientes aseguraron haber sido estafados por Trejos, quien se presentaba como un estratega con experiencia en campañas del Partido Demócrata en Estados Unidos. Esos señalamientos llevaron a la Casa de Nariño a actuar con prudencia.