Trump promete un “verdadero fin” al conflicto entre Israel e Irán
Surgen especulaciones sobre una posible intervención total de EE. UU. en la guerra.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que su gobierno está trabajando en lo que llamó “un verdadero fin” al conflicto entre Israel e Irán, que ya entró en su quinto día, mientras Washington incrementa su presencia militar en la región y miles de civiles huyen desesperadamente de Teherán ante la amenaza de nuevos ataques.
Desde el avión presidencial, Trump fue tajante: “Irán no puede tener un arma nuclear. Es muy sencillo”, declaró a los periodistas a bordo del Air Force One, tras abandonar anticipadamente la cumbre del G-7 en Canadá. Aunque firmó la declaración final del grupo que abogaba por la paz en Oriente Medio, dejó claro que no busca un alto el fuego temporal, sino “un fin real, no un alto el fuego”.
La Casa Blanca confirmó que Estados Unidos no participará en los ataques israelíes, a pesar del significativo despliegue militar en la zona. Un tercer destructor estadounidense ha llegado al Mediterráneo oriental y un segundo grupo de portaaviones se dirige al Mar Arábigo. También se han movilizado aviones cisterna que podrían facilitar operaciones aéreas prolongadas.
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“Queremos que la gente esté a salvo”, justificó Trump su llamado previo a evacuar Teherán, publicado en Truth Social.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, anunció la movilización de capacidades adicionales para reforzar la “postura defensiva” de las fuerzas estadounidenses, aunque analistas creen que esta medida también abre la puerta a una posible intervención directa si la situación escala.
Éxodo masivo y caos en las carreteras iraníes
Mientras tanto, la capital iraní vive una de las mayores olas de desplazamiento interno en décadas. Tras cuatro días de bombardeos israelíes, el ejército israelí advirtió que los residentes del Distrito 3 de Teherán —una zona al norte de la ciudad del tamaño del Midtown de Manhattan— deben evacuar de inmediato. Allí se encuentran hospitales, universidades, instalaciones deportivas y hoteles.
El mensaje fue reforzado por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien desde una base aérea declaró: “Le decimos a la gente de Teherán que evacúe; estamos actuando”.
La advertencia generó una estampida por carretera hacia el norte, rumbo a zonas montañosas o costeras como la provincia de Mazandarán. Un video verificado por Storyful muestra el denso tráfico en la Ruta 77 hacia las montañas de Alborz. La autopista funciona ahora en un solo sentido, con filas interminables de vehículos, muchos varados por falta de combustible.
“Solo nos queda medio tanque y no hemos encontrado gasolineras abiertas”, dijo una madre de 42 años en ruta con su familia. Según relató, después de siete horas de viaje no habían avanzado ni 160 kilómetros. Aseguró que el tráfico se ha agravado por coches detenidos y accidentes provocados por conductores exhaustos. “No vimos a ningún policía en toda la carretera”, agregó.
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La situación se ha complicado por la restricción del servicio de Internet, una medida que, según el gobierno iraní, responde a motivos de defensa cibernética, pero que ha afectado severamente la capacidad de los ciudadanos para acceder a información vital o coordinar rutas de escape.
“La incertidumbre y la mala conexión fueron claves en nuestra decisión de salir”, relató la misma mujer. Su familia empacó objetos de valor, documentos, alimentos y agua, sin saber cuándo ni si podrán regresar.
En redes sociales, comunidades rurales del norte iraní se han movilizado para alojar a los desplazados. “Si vienes de una ciudad en guerra, aquí estamos, con los brazos abiertos”, escribieron los propietarios de una casa de vacaciones en Ramsar, un destino turístico a 160 km de Teherán.
Aunque muchos huyen, otros tantos deciden quedarse. Algunos, porque no quieren abandonar a sus mascotas. Otros, simplemente porque no conciben dejar su hogar. “Teherán es mi casa y no me voy”, dijo un residente a medios locales.
Escalada militar y presión internacional
Israel ha lanzado ataques aéreos en varias ciudades, incluyendo Tabriz, Mahabad e Isfahán, y ha concentrado sus bombardeos en instalaciones nucleares, centros de comando de la Guardia Revolucionaria y líderes del aparato militar iraní.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, escribió el lunes: “Los residentes de Teherán pagarán las consecuencias, y pronto”, aunque más tarde aclaró que Israel no busca dañar a civiles, sino advertir para que evacúen zonas cercanas a infraestructura de seguridad.
Según cifras oficiales del Ministerio de Salud iraní, al menos 224 civiles han muerto, aunque una ONG independiente estima que el número ya supera los 400 fallecidos.
Rusia ha comenzado a evacuar a sus ciudadanos del país. Científicos, artistas y técnicos han cruzado hacia Azerbaiyán en las últimas horas, según confirmaron autoridades en Moscú.
En tanto, Irán intenta mantener la calma. Las autoridades niegan una escasez de combustible, aunque prohíben almacenar productos petrolíferos, y atribuyen las colas a “compras de pánico”.
La población, sin embargo, teme lo peor. Muchos evocan los recuerdos de la guerra Irán-Irak en los años 80, cuando los bombardeos alcanzaron el corazón de las ciudades. Hoy, una vez más, la capital iraní se convierte en un campo de batalla inminente, mientras el mundo aguarda si el “fin real” prometido por Trump llega antes de que la guerra cobre más vidas.