Rusia inauguró el Mundial de fútbol, el primero que se disputa en Europa del Este, con una breve ceremonia en la que el español Iker Casillas y el brasileño Ronaldo tuvieron un papel protagonista.
El estadio Luzhnikí, un estadio con capacidad para 81.000 espectadores, vistió sus mejores galas para abrir un torneo que echó a andar con el partido entre el anfitrión, Rusia, y Arabia Saudí.



















En las afueras del estadio la estatua de Lenin, el fundador de la URSS, presidió la llegada de aficionados, entre los que los más animados eran los latinoamericanos, a un estadio que acogerá también la gran final el próximo 15 de julio.
La ceremonia fue un cóctel entre los principales exponentes del alma rusa, la música clásica, las bellas artes y el ballet, y los nuevos ritmos de la cultura popular.
La estrella del pop británico Robbie Williams fue el encargado de animar la fiesta y convertir el estadio en una discoteca con canciones como "Let me entertain you", "Feel" o "Rock DJ".
Mientras, el alma rusa estuvo representada por bailarines, pianistas, violinistas y un arpa que puso la nota sentimental a un día de fútbol.
Uno de los momentos culminantes fue cuando Williams y la soprano rusa Aida Garufillina -que a los 31 años ha conquistado la Ópera de Viena- interpretaron juntos uno de los mayores éxitos del británico: "Angels".