Gustavo Petro rechazó de manera contundente el paro armado anunciado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y aseguró que esta acción no responde a una confrontación ideológica ni política, sino a intereses criminales ligados al narcotráfico. Según el mandatario, la guerrilla ya no actúa en función de un proyecto revolucionario, sino al servicio de estructuras ilegales que hoy controlan gran parte de sus decisiones.
A través de sus declaraciones, Petro afirmó que este tipo de paros armados no buscan enfrentar al Estado ni a potencias extranjeras, sino proteger las rutas, economías ilícitas y negocios de los llamados “traquetos”, que se han convertido, dijo, en los verdaderos jefes detrás de algunos grupos armados. Para el jefe de Estado, esta realidad evidencia una profunda degradación del conflicto, donde la violencia se utiliza para sembrar miedo en la población civil y asegurar rentas ilegales.
El presidente también fue enfático en señalar que el uso del terror como herramienta de presión es inaceptable y contradice cualquier discurso político que el ELN intente sostener en escenarios de diálogo.
Petro insistió en que el Gobierno no cederá ante intimidaciones y reiteró que la protección de la ciudadanía es prioritaria. Asimismo, advirtió que mientras algunos sectores del ELN continúen alineados con economías ilegales, será imposible avanzar de manera sólida en un proceso de negociación creíble.
Finalmente, el mandatario hizo un llamado a la reflexión dentro de ese grupo armado y subrayó que Colombia necesita pasar la página de la violencia, pero no a costa de permitir que el crimen organizado se disfrace de lucha política. Para el Gobierno, la paz no puede construirse bajo el control del narcotráfico ni mediante el miedo impuesto a la población.