¿Qué es el Desinfluencing? La tendencia que reta el consumo masivo en redes sociales
El desinfluencing surge como reacción al exceso de publicidad en redes, promoviendo un consumo más crítico y consciente.

El consumo digital ha cambiado en los últimos años. Las redes sociales, que en un inicio se presentaban como espacios de entretenimiento y conexión, se han convertido en un espacio con un sin fin de productos, estilos de vida y experiencias aspiracionales. Sin embargo, en este entorno marcado por la saturación de anuncios y recomendaciones, ha surgido una nueva corriente que gana cada vez más visibilidad: el desinfluencing.
Este fenómeno, impulsado sobre todo por la Generación Z, consiste en recomendar lo contrario: advertir a otros usuarios sobre lo que no vale la pena comprar, señalar productos sobrevalorados o incluso desaconsejar experiencias que no cumplen lo prometido. La idea no es rechazar el consumo, sino hacerlo con mayor criterio.
Le puede interesar: Papelera de WhatsApp: qué contiene y cómo recuperar sus conversaciones borradas
Francisco Javier Zamora Saborit, docente de la Universidad Internacional de Valencia (VIU) y parte de la red Planeta Formación y Universidades, señala que se trata de “una evolución lógica” dentro de la cultura digital. “La Generación Z se hace muchas preguntas. Este contenido que me están intentando introducir en mi día a día, ¿lo hacen porque les han pagado o porque realmente creen en él? Poco a poco se han dado cuenta de que no todo lo que los influencers invitan a comprar es necesario”, explicó en entrevista a La FM.
Origen y características del desinfluencing
El término nació en TikTok, donde se popularizaron videos cortos en los que los usuarios decían abiertamente: “No compres esto”, “No vale la pena” o “Es demasiado caro para lo que ofrece”. La propuesta conectó rápidamente con millones de jóvenes que, cansados del bombardeo de recomendaciones, encontraron refrescante una voz que les invitaba a detenerse antes de dar clic en “comprar”.
El concepto muy rápido se expandió a otras plataformas como YouTube e Instagram, donde comenzaron a aparecer reseñas críticas y listados de productos sobrevalorados. Según Zamora, este tipo de publicaciones generan un efecto de autenticidad: “Cuando alguien dice: ‘Esto no lo compres, esto no sirve’, lo percibimos como más real. Supone un respiro dentro del scroll infinito que insiste en consumir”.
Entre las principales características del desinfluencing están:
-
La crítica abierta a productos de moda o virales.
-
La búsqueda de transparencia en el contenido digital.
-
La apuesta por un consumo consciente y responsable.
-
La revalorización de alternativas como la segunda mano o el “no comprar” si no es necesario.
-
Una respuesta a la saturación digital.
Le puede interesar: iPhone 17 bajo la lupa: advierten sobre serio defecto
El auge de esta tendencia no es casualidad. La Generación Z ha crecido en un entorno hiperconectado y reconoce con facilidad cuándo un contenido responde a intereses comerciales. Para Zamora, la clave está en que “vivimos en una época de saturación: demasiados productos, demasiados anuncios y una necesidad constante de consumir contenido nuevo cada día”.
En lugar de seguir ciegamente lo que es tendencia, los jóvenes han comenzado a replantearse sus hábitos. Esto no significa un rechazo total al consumo, sino un intento de darle perspectiva. “Lo que se busca es que consumamos pero con criterio, que vayamos más allá del envoltorio y de los discursos programados. No creo que sea una moda pasajera, creo que va a convertirse en una estrategia en la que todos nos tengamos que embarcar”, afirmó Zamora.
Riesgos y contradicciones
A pesar de su potencial, el desinfluencing no está libre de contradicciones. Algunas marcas ya intentan apropiarse de su lenguaje con campañas que dicen: “No necesitas mil productos, solo este”. Aunque el mensaje parece alinearse con el espíritu crítico, en el fondo sigue siendo marketing.
“Existe el riesgo de que este movimiento se convierta en una nueva estética consumista”, advierte Zamora. Para él, el reto está en “no confundir sinceridad con estrategia”. Una crítica vacía o calculada puede perder fuerza rápidamente y convertirse en otra forma de persuasión.
Impacto más allá de la Generación Z
Aunque los jóvenes son los principales impulsores, el fenómeno empieza a permear en otras generaciones. Según Zamora, “hoy todos estamos hiperconectados. El móvil es una extensión de nuestro brazo. Este consumo digital nos afecta a todos, no solo a los más jóvenes”.
Millennials y boomers también muestran signos de cansancio frente a la publicidad digital, aunque lo expresan en otras formas. En este sentido, el desinfluencing podría convertirse en un punto de encuentro entre distintas generaciones, unidas por el deseo de un consumo transparente.
El docente destaca que el futuro del consumo digital no dependerá solo de las marcas o de los influencers, sino de la capacidad de los usuarios para reflexionar y cuestionar los mensajes que reciben a diario. En palabras de Zamora: “Estamos ante una apuesta por la sinceridad”. Si bien aún es una tendencia en desarrollo, su crecimiento muestra que cada vez más usuarios buscan autenticidad y transparencia en redes sociales.
Lejos de ser una moda pasajera, este movimiento plantea un cambio en la manera de relacionarnos con el entorno digital. La pregunta no es solo qué consumimos, sino también por qué y para qué lo hacemos.