El crecimiento saludable de las uñas puede verse afectado sin que las personas lo noten. En el día a día, muchos productos químicos presentes en el hogar o en rutinas de belleza pueden frenar el desarrollo normal de las uñas, debilitarlas y provocar su quiebre constante. Aunque se crea que el problema viene solo de la genética o la alimentación, lo cierto es que varios elementos cotidianos representan un riesgo silencioso para la salud de las uñas.
Productos químicos que afectan las uñas
Uno de los principales enemigos del crecimiento saludable de las uñas son los detergentes y jabones fuertes. Estos productos químicos contienen componentes abrasivos que resecan la superficie de la uña y deterioran su cutícula. Cuando la cutícula pierde humedad, la uña crece más débil y se parte con facilidad. Las personas que lavan platos o ropa a diario sin protección suelen notar uñas opacas y quebradizas debido a estos productos.
Además, los removedores de esmalte con acetona también intervienen en el crecimiento saludable de las uñas. La acetona es un solvente agresivo que elimina aceites naturales y deja la uña deshidratada. Con el uso continuo, estos productos químicos generan capas más frágiles y un crecimiento lento. Incluso algunos esmaltes de baja calidad incluyen sustancias como el formaldehído o el tolueno, conocidos por afectar directamente la queratina de las uñas.

Hábitos y rutinas que frenan el crecimiento
Más allá de los productos químicos, existen hábitos que impactan el crecimiento saludable de las uñas. Utilizar constantemente gel antibacterial o alcohol líquido puede parecer una práctica de higiene necesaria, pero estos productos resecan la piel y alteran la estructura natural de la uña. La fricción excesiva, como el uso permanente de limas metálicas, también debilita las capas externas.
Otro factor que afecta el crecimiento saludable de las uñas es la exposición prolongada al agua. Aunque parezca contradictorio, mantener las manos en agua por mucho tiempo hace que las uñas se ablanden y se vuelvan más sensibles a los daños causados por productos químicos o actividades diarias.

Recomendaciones para proteger el crecimiento saludable
Para evitar que los productos químicos frenen el crecimiento saludable de las uñas, se recomienda usar guantes al realizar labores domésticas. Esta medida sencilla crea una barrera que protege de detergentes y jabones agresivos. También es útil optar por removedores de esmalte sin acetona y elegir esmaltes libres de sustancias tóxicas.
La hidratación es clave para favorecer el crecimiento saludable de las uñas. Aplicar aceite de cutícula o crema de manos varias veces al día ayuda a restaurar la humedad y fortalecer la queratina. Consumir alimentos ricos en biotina, como huevos, nueces o avena, también contribuye a unas uñas más fuertes.
Finalmente, permitir que las uñas descansen de productos químicos por unos días cada cierto tiempo favorece su recuperación natural. Dejar que respiren sin esmalte ni gel es una forma efectiva de apoyar su crecimiento saludable y prevenir daños a largo plazo.